Orgullo de Soria

Miércoles El Pregón, Jueves La Saca, Viernes de Toros, Sábado Agés, Domingo de Calderas, Lunes de Bailas y Martes a Escuela. Las NO fiestas de San Juan 2020 ya son historia y ahora solo queda un sentimiento, el orgullo.

Orgullo de haber comprobado cómo los sorianos han cumplido con responsabilidad con lo que tocaba este triste año. En abril nos dijeron que deberíamos luchar juntos contra una enemigo fuerte y desconocido y, nos costó, pero decidimos darnos las manos para que ese coronavirus destructor nos arrebatase lo menos posible.

Fuimos conscientes hace tiempo de que este junio no abarrotaríamos la plaza Mayor, ni veríamos correr a los doce novillos atravesando Cañada Honda. No plancharíamos la ropa de peña para lucirla impoluta en el primer desfile ni pediríamos a ese familiar tan cercano que nos ayudase a vestirnos de piñorra. Tampoco este verano organizaremos esa comida de amigos con lo subastado en los Agés y, si prometemos amor junto al Duero, no sonarán los acordes de la Banda de fondo.

Hemos tenido que retrasar todo esto doce meses pero hemos conseguido a cambio algo mucho más importante. Ahora sabemos con certeza que si Soria necesita a Soria, Soria tiene a Soria. Porque los sorianos han dado un golpe en la mesa de los que no hacen ruido pero llegan al alma. Y lo ha hecho como se hacen las cosas importantes, en conjunto y sin aspavientos.

Por eso es importante darle luz, porque lo que ha ocurrido ha parecido lo común (por ser lo más lógico) pero ha resultado extraordinario. Fuera de lo normal ha sido recorrer los distintos barrios de la capital y ver que la responsabilidad individual se escondía detrás de cada mascarilla. Inusual ha sido también comprobar que, a pesar de repetirse una y otra vez que los jóvenes son inconscientes, en esta capital y en esta provincia no representan la nota discordante.

Porque aquí somos pocos pero, según parece, nos queremos mucho más de lo que otros suponen. Y en solo 6 días hemos conseguido demostrárselo a Castilla y León y a España, porque con este gesto al unínoso se ha evidenciado que si el Covid-19 nos ha asolado con la tasa de incidencia más alta del país, la responsabilidad no puede recaer solo en nuestras acciones y hay que buscarla en otros lugares para que no vuelva a repetirse.

Es cierto que durante el estado de alarma se han puesto multas y se han producido detenciones. También es incuestionable que en las fiestas previas a San Juan no se produjeron aglomeraciones en Valonsadero pero esto se podría justificar, y se justificó, en los férreos controles de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo que no es menos cierto es que ya en la nueva normalidad los sorianos podían moverse con libertad y solo una veintena de ellos llegaron hasta la puerta de corrales.

Tampoco se han producido aglomeraciones en los bares y terrazas, ni en las puertas de los locales de cuadrilla ni tan siquiera ha tenido lugar ese multitudinario botellón en la Dehesa que era de rigor durante los días festivos. Nada que reseñar, nada que ocupar espacio en los medios de comunicación nacionales.

Lo que sí se ha escuchado es una frase repetida en la boca de todo aquel que nos visitaba o volvió a casa durante estos días. "Os lo tomáis muy en serio", decían; "Aquí todos lleváis mascarillas", apuntaban; "Me lo imaginaba distinto", sentenciaban.

Orgullo de Soria. Orgullo de los sorianos.