Joseja Casado, con uno de sus cuadros expuestos en la Audiencia.


CAPITAL
Actualizado 19/12/2013 20:49:14

Joseja Casado se siente "cómodo" en sus exposiciones pictóricas que trae a la capital cada dos años, de la mano de Cáritas, en un ciclo titulado 'Caminos Solidarios' que tiene fines benéficos.

Pamplonés y con alma agredeña, el pintor Joseja Casado regresa a Soria en un compromiso hecho a sí mismo con una exposición en el Palacio de la Audiencia (sala 2). Un débito impuesto en una obligación "tácita" que se repite cada dos años. Y van ya cuatro 'Caminos Solidarios'.

Está aquí porque "tengo que volver", dice, mientras repasa la horizontalidad de cada una de las 32 tablas que componen la muestra auspiciada por una de las ONGs con más carisma y antigüedad en la provincia. "Y vengo porque es una causa de ayuda a los desfavorecidos. Con mayor razón en los momentos que se viven", afirma.

Licenciado en Derecho, cambió las leyes por los pinceles, "porque esto me llamaba más". Y ahí sigue, desde 2002, enfrentándose a un lienzo blanco armado con finos pinceles y paciencia exquisita.

Llega recién clausurada su última muestra, esta vez en la capital navarra, donde ha cosechado el éxito del público y de la crítica, contradiciendo aquello que asevera que nadie es profeta en su tierra.

Su existencia, ahora, se encuentra zambullida en los constantes vaivenes de colores, líneas y texturas, comprometido con "una forma de expresión y también de vida" y donde la naturaleza campa a sus anchas, a los antojos que ella misma se dicta. Lenguajes sencillos, accesibles, legibles, "muy lejos de lo que mi primera vocación me obligaba", medita.

Horizontes sucedidos más allá de cualquier imaginación y que permanecen desde siempre en algún lugar del Moncayo, de la Sierra Madero? con lejanías que se palpan y que están a la vuelta de la esquina en esta Soria plagada de matices y de músicas silenciosas, puras. "La naturaleza de aquí relaja, acoge, motiva, me hace estar tranquilo", confiesa a la vez que también admite que lo contemplado "invita a pintarlo".

Con el realismo en las palabras, acorde con los trazos de sus obras y "cómodo aquí", Casado no oculta su satisfacción en sus visitas a Soria. "Siempre me dicen 'gracias' cuando vienen a ver los cuadros" sonríe con franqueza, y también con la otra alegría interior, la callada, la que trasciende por la labor bien hecha. "Yo les respondo con el mismo agradecimiento, porque significa que les gusta lo que hago y eso supone una alegría inmensa para mí", reconoce, ajeno a las normas que la buena educación requiere y exige.

Labor implicada consigo mismo y para otros, con la generosidad de ofrecer un arte que cabe en cualquier lugar, ajena a tendencias más complicadas, y que se sustenta en los propios orígenes de los adentros personales. Vientos en calma que acarician árboles de aquí y aguas que se reman solas, en riberas permanentes, calladas. Y eternas.

Así es la pintura de Joseja. Se puede admirar hasta el día 28 en el Palacio de la Audiencia, de lunes a sábado, en el horario habitual de exposición del centro cultural soriano.
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