No se conoce con exactitud la historia de estas danzas. Posiblemente sean celtibéricas y su origen puede remontarse a las danzas guerreras de nuestros ancestros, celtas y celtíberos. Con el paso del tiempo, se han convertido en danzas religioso-guerreras. Se realizan en las festividades de las Candelas y de San Blas al finalizar la misa en el interior de la Iglesia.
Se sabe que las danzas se bailaban y ofrecían a la virgen del Rosario para posteriormente hacerlo a la Virgen de las Candelas y San Blas.
Las danzas son once, cada una con su música y letra, pero en la actualidad no se cantan, la música de las danzas se interpreta con dulzaina, seguida por un redoble de tamboril.
El número de danzantes es de ocho, asistidos por dos "bobos o zarragones"; se colocan en dos filas de cuatro, mirándose; al iniciarse la música saltan, cambian de posición, se agachan, etc. (según los pasos de cada danza), al tiempo que dan golpes rítmicos con el palo de madera de acebo que llevan en la mano. Para bailar las tres últimas danzas se utiliza un palo y una cobertera pequeña, a modo de escudo de madera en la mano izquierda.