Otro tanto cabría decir de la presencia de destacados miembros del P$OE local en la manifestación del pasado 1º de Mayo. Muchos trabajadores/as quedaron perplejos por el desparpajo con el que se manifestaban quienes han recortado sus salarios.
Si algo puede decirse de los sorianos, es que somos tremendamente educados. Sólo desde ese presupuesto podemos explicar que la ciudadanía no abuchee ni le cante las cuarenta, por ejemplo a María Jesús Ruiz, sabiendo como sabemos que es la responsable del desaguisado económico y medio ambiental de la CMA. Nos limitamos a rumiar nuestro desprecio en silencio, deseando que se le olvide el camino de regreso a nuestra ciudad y que no vuelva nunca.
Otro tanto cabría decir de la presencia de destacados miembros del P$OE local en la manifestación del pasado 1º de Mayo. Muchos trabajadores/as quedaron perplejos por el desparpajo con el que se manifestaban quienes han recortado sus salarios, han elevado la edad de jubilación y les hicieron una reforma laboral que abarató casi hasta la gratuidad el despido. Pero los sorianos, educados, siguieron como si nada. Ni un insulto... ni un reproche.
Algunos no acudirán a la convocatoria del año próximo para no tener que pasar por el mal trago de manifestarse junto a sus verdugos. Otros ya han dejado de acudir a la protesta del 1º de Mayo para no tener que soportar esa sobredosis de cinismo.
Y todos se preguntarán, nos preguntaremos, lo mismo: ¿donde está la frontera, el punto en el que termina la educación y comienza la sumisión y el miedo?
Porque a la chita callando y como quien no quiere la cosa, quienes nos han metido en el agujero de la crisis siguen campando a sus anchas por nuestros pueblos y ciudades, dándoselas de personas respetables, mientras nosotros, las víctimas, vivimos con el miedo en el cuerpo: miedo a no llegar a fin de mes, a quedarnos en el paro, a que nos desahucien...
Y esto solo va a cambiar cuando sean ellos los que sientan miedo. Que sea el banquero el que se lo tenga que pensar antes de firmar el papel que pide un desahucio, que sea el político corrupto quien tenga miedo de salir a la calle, el mentiroso... Las cosas habrán cambiado cuando a María Jesús Ruiz los sorianos le echen en cara su indecencia, cuando le reprochemos que nuestra miseria se debe en parte a su capricho de 100 millones y le pidamos explicaciones. Y le deseemos la cárcel, que es lo que se merece y donde debería acabar.