La calle Nicolas Rabal se va a convertir en el mayor sinsentido por culpa cómo no, del megaparking de Mariano Granados que ya y para siempre ha condicionado y de qué manera nuestras vidas.
Desde hace tiempo, sinceramente lo digo, me asquea coger el coche y circular por Soria capital. Se ha convertido en un verdadero desquicio mental. Sé que esta opinión la comparten cientos de sorianos que como yo, cada día que cogen sus vehículos para circular por nuestra querida Soria, terminan como yo, hasta los mismísimos.
La cosa no es para menos, y es que encima va a ir a peor, porque cada vez que vemos en prensa una nueva iniciativa que tenga que ver con el descalabro que los socialistas han hecho con esta ciudad y con lo que fue su centro neurálgico, a algunos nos empiezan a temblar las piernas.
Temblores digo, al ver cómo cada día hay quien se levanta con una nueva idea que más que consultada con la almohada, parece haber sido consultada con la lámpara del techo porque hay quien puede creer que ilumina más.
La última que va a ser digna de ver respecto a este caos circulatorio que los socialistas sorianos nos brindan, va a ser la calle Nicolás Rabal en donde biblioteca, ambulatorio y Policía Nacional comparten espacio; una calle como digo, que en breve se va a convertir en el mayor sinsentido por culpa cómo no, del megaparking de Mariano Granados que ya y para siempre ha condicionado y de qué manera nuestras vidas, por el capricho de unos pocos.
Y bueno, de la parte por la que ya se transita desde hace unos días y que bordea el búnker por excelencia y hermano mayor de los del Espolón y que ha sustituido al otrora monumento a Yagüe, mejor ni hablar, de verdad.
¿Pero qué narices les hemos hecho a estos socialistas para que hayan organizado esta bacanal circulatoria en Soria?
En fin, resignación cristiana.