El ex vicepresidente del Gobierno declara en Soria que la obra del poeta ha marcado su vida y sus pasos en el mundo de las ideas durante un acto académico celebrado en el Casino y que ha llenado el salón Gerardo Diego.
"Machado quería mantener las tradiciones pero no la ceguera de un cierto tradicionalismo anticuado", ha señalado este mediodía en Soria el que fuese vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. El ex político tomaba parte en un acto académico de la Fundación que lleva el nombre del poeta en el Círculo Amistad Numancia. Una convocatoria que ha abarrotado el salón Gerardo Diego y en la que han intervenido el que ostentase la dirección general de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza y el presidente de la entidad organizadora, Manuel Núñez Encabo.
Guerra, que ha confesado que la obra de Machado, junto con 'La Regenta' de Leopoldo Alas, han sido las claves para el conocimiento de su intimidad, ha revelado que fue el poeta sevillano quien le llevó a las ideas socialistas que siempre le han acompañado.
En su comparecencia, también se ha referido a los sentimientos y al concepto la nación que mostró el que fuese también profesor de Francés en Soria. "Quería mantener las tradiciones pero no la ceguera de un cierto tradicionalismo anticuado", ha dicho, a lo que ha añadido que "tiene poemas en los que habla de la juventud, la rabia y la idea; la masa y la pluma, o cómo hay que terminar con el mundo zaragatero que no usa la cabeza más que para embestir".
En este punto ha comentado además que el poeta era "un enemigo de la España muerta y apostaba por la juventud dinámica, por la juventud como diamante de la vida que ilumina la España antigua".
En su reflexión, ha asegurado que en la historia española ha existido siempre la intolerancia, al contrario que Machado, que fue "un ejemplo de tolerancia llevaba al límite". De hecho ha recordado episodios de expulsiones del país como los judíos, los afrancesados, los moriscos, es decir "aquellos que no estaban de acuerdo" con el resto.
En cuanto a la situación actual, Guerra se ha referido a dos siglos en la historia de España en los que se han enfrentado dos concepciones "que se anulaban una a otra y que eran intolerantes una con otras". Un hecho que de algún modo, pese a que en los años 70 y con la transición ambas tendencias se soldaron en gran medida, ha alertado sobre los enfrentamientos que puedan devenir de igual modo en los tiempos actuales.
"Ahora no vivimos ninguna transición. Porque aquella fue una transición de la dictadura a la democracia", ha observado, añadiendo que no comparte las ideas para un cambio que reclaman ciertos sectores. "No me gusta esa terminología. Lo que vivimos es una evolución del país", ha zanjado, mostrando de paso su confianza en que "el enfrentamiento desaparezca de España".