"Hemos de ser fuertes, condenar el diálogo de las pistolas y transmitir a las familias el calor de su pueblo", con estas palabras, el alcalde de Ágreda, Jesús Manuel Alonso prologaba el manifiesto de condena ante el brutal atraco que sufrían dos jóvenes de la localidad este lunes en Salvador de Bahía, (Brasil) y que trágicamente sesgaba la vida de Hugo Calavia y dejaba malherido a Alberto Aroz.
Ante medio millar de personas, vecinos de la localidad pero también llegados de otras poblaciones cercanas, el regidor ha señalado que la localidad se encuentra "con el corazón roto y desgarrado por la sinrazón de la violencia".
En esta comparecencia, seguida por una gran cantidad de medios de comunicación, Alonso ha aludido a la violencia ejercida de "manera cruel y cobarde" y ha reivindicado que los hijos de Ágreda no son "una cobaya de delincuentes y maleantes".
De igual modo ha puesto en valor "la cercanía, el apoyo, la solidaridad, y el amor de todo un pueblo que se une al dolor de esas familias que pasan por el peor momento de sus vidas".
También ha abogado por la libertad que ejercen los jóvenes que buscan "nuevos horizontes de vida y no de muerte, reclamando "otro mundo posible" fuera de la extorsión y de las amenazas.
El comunicado completo es como sigue:
"Nos encontramos hoy aquí, porque esta gran
familia que es Ágreda, sigue creyendo en el
espacio público como lugar de encuentro entre
diversidades.
Ayer nos levantábamos con la triste noticia
de que dos de nuestros hijos habían sido atacados
del modo más cruel y cobarde, segando la vida de
Hugo y poniendo en peligro la de Alberto.
El pueblo de Ágreda, está desgarrado por el
dolor, no se resigna a que sus hijos sean cobaya de
delincuentes y maleantes, y desde aquí hacemos un
llamamiento a toda la ciudadanía. No podemos
seguir teniendo miedo, debemos responder a cada
ataque o tortura por el mero hecho de querer vivir,
cuando todavía se está en pleno esplendor de la
vida.
Pero, sin duda, tenemos lo más importante, el
único terreno que no ganan los delincuentes, la
cercanía, el apoyo, la solidaridad, y el amor de
todo un pueblo que se une al dolor de esas familias
que pasan por el peor momento de sus vidas.
La limitación de la libertad representa el
fracaso de cualquier sociedad y modo de
convivencia, y no puede estar condicionada por la
violencia y la amenaza a la vida como forma y
método de extorsión o coacción en pleno siglo XXI.
Nuestros jóvenes quieren caminar hacia nuevos
horizontes de vida y no de muerte, y tanto ellos
como todos, hombres y mujeres, reclamamos otro
mundo posible, en el que unidos por la solidaridad
y amor al prójimo, que nos es inherente, nos
situemos en la vanguardia del rescate de la
dignidad humana.
Queremos proclamar que la sociedad no puede
ni debe tolerar ni una muerte ni una agresión más.
Queremos proclamar que la sociedad no puede
justificar ni proteger a los hombres que agreden y
asesinan.
Queremos revelarnos públicamente, desde la no
violencia, denunciar las causas de estos crímenes en
la calle, pero ante todo debemos construir una
nueva forma de vida con una sociedad solidaria con
las víctimas inocentes.
¡Basta ya de violencia!
¡Sí a la paz y a la justicia!"