Una excursión amparada por el Instituto Geológico y Minero de España y la Fundación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra daba a conocer el patrimonio natural del suroeste soriano.
Los solitarios parajes de los confines suroccidentales de la provincia acogían este fin de semana la actividad de divulgación del patrimonio natural geológico y paisajístico conocida como Geolodía, que viene siendo impulsada desde años atrás por la Sociedad Geológica de España, el Instituto Geológico y Minero de España, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología ?instituciones del Ministerio de Economía y Competitividad- y la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra. El desarrollo de la misma en la provincia de Soria volvió a corresponder a la Unidad Docente de Geología del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá, en virtud de las concomitancias que varios de sus investigadores tienen con el territorio soriano.
Los participantes ?en una cifra total cercana a las trescientas personas- fueron convergiendo desde antes de las 10 de la mañana en la muy cuidada y recoleta Plaza Mayor de Caracena, bien por sus propios medios o en sendos autocares fletados desde Madrid ?con recogida de pasajeros en Alcalá de Henares y Guadalajara- y Soria ?igualmente con recogida de asistentes en Burgo de Osma-. La visión de la Plaza Mayor y su imponente rollo fue la primera grata sorpresa de la jornada para la mayor parte de los asistentes, que se acercaban a la villa por vez primera. Allí les esperaban dos de los profesores responsables del desarrollo de la actividad, Silvia Martínez y Antonio Sastre, para darles la bienvenida y comentar los detalles del programa de la jornada, entre los que estaba el itinerario a seguir.
Por sus propios medios, los asistentes remontaron la empinada cuesta para acceder al promontorio que acoge a las ruinas del impresionante castillo, al objeto de escuchar a Eduardo Acaso, a la vista de los no menos impresionantes barrancos que lo rodean y de las perspectivas que desde allí se avizoran, las primeras explicaciones geológico-generales y geomorfológicas. Tras ello, Rosario Bartolomé comentó algunas de las vicisitudes históricas acontecidas en su entorno. Luego, aprovechando el paso de los excursionistas por el núcleo urbano camino de la Garganta del río Caracena, Santiago Pacheco, propietario del único mesón del pueblo y buen conocedor del patrimonio artístico contenido en la iglesia de San Pedro, se brindó a mostrar a los interesados la misma.
A continuación y de la mano de Antonio Sastre, los excursionistas efectuaron una incursión por la Garganta de Caracena, labrada por el río en el roquedo carbonatado de edad jurásica que configura la misma, pudiendo apreciar desde las alturas la sobria belleza del paraje así como las singularidades de ese roquedo que determinan su comportamiento como un acuífero regional relevante, contribuidor determinante al caudal de estiaje del río Duero en el que aquel acaba desembocando.
Tras retornar a la boca del valle y, en concreto, al antiguo puente medieval restaurado cercano a la villa, Silvia Martínez, Eugenio Molina y Mario Ballesteros tomaron muestras de agua del propio río y de las aguas subterráneas de un piezómetro allí instalado por la Confederación Hidrográfica del Duero, al objeto de constatar algunos parámetros indicadores de la calidad de ambos tipos de aguas. Para finalizar la sesión de la mañana, Manuel Segura relató las singularidades de los roquedos arenosos, margosos y carbonatados que se alcanzan a atisbar desde un emplazamiento cercano al caserío de Caracena y que configuran los relieves sobre los que se ha abierto camino el río Caracena en busca del Duero.
Tras el almuerzo, los organizadores habían previsto dos actividades complementarias de las observaciones geológicas de la mañana, aprovechando la nueva carretera que comunica Caracena con Valderromán y la carretera SO-135: por un lado el reconocimiento del Lugar de Interés para la Conservación Encinares de Tiermes, al amparo de la Red Natura 2000, que alberga unos impresionantes ejemplares de encinas centenarias en el seno de un pintoresco sabinar, por otro, una rápida visita al recinto arqueológico de Tiermes, donde el substrato areniscoso y rojizo del Tríasico Inferior fue determinante de la tipología de ocupación del espacio por parte de los celtíberos primero y de los conquistadores romanos después.
Finalmente, bajo el optimismo inherente a un día primaveral y al amparo de la ermita románica de Santa María de Tiermes que domina el referido sitio arqueológico, Antonio Sastre pronunció unas palabras de despedida, agradeciendo a los colaboradores el esfuerzo realizado y animando a los participantes a acudir a Geolodía Soria 2016, anunciando que ésta tendrá lugar con bastante probabilidad en el entorno de los Picos de Urbión, en derredor del paraje conocido como Ambascuerdas.