Si no has bebido y coges el coche, ¿qué problema hay en que te paren y te hagan el control?
Como en años anteriores la polémica por los controles de alcoholemia de la Guardia Civil ha llegado de la mano de las vísperas de las fiestas de San Juan. Ya estaba tardando de hecho.
Tras el festejo del llamado Desencajonamiento celebrado hace unos días, no ha faltado tiempo para volver a escuchar a los que solo ven en estos controles para la seguridad de todos una afrenta de la malévola Benemérita que sólo busca según ellos, el afán recaudatorio en sus legítimas competencias.
Que al volante "alcohol 0,0", creo que ya lo deberíamos de tener todos asimilado, y por ello precisamente, sorprende y mucho que surja de nuevo la polémica de todos los años sin saber muy bien con qué fines.
Creo honestamente que ningún ciudadano debería de sentirse incómodo frente a la existencia de un control de alcoholemia. Y lo suscribe al que le han hecho ya varios a lo largo de los últimos años. Es más, la simple presencia de éstos, se debería de presentar como un signo de que la Guardia Civil vela por la seguridad e integridad de las personas como es, entre otros, uno de sus más encomiables propósitos, otra cosa es ya, que algunos quieran una norma a su medida, lo cual, como es obvio y por el bien de todos, no se debe de producir.
Si no has bebido y coges el coche, ¿qué problema hay en que te paren y te hagan el control?
Decimos que nuestras fiestas de San Juan o de la Madre de Dios son sagradas, pero más lo es la vida humana de los que participan en los festejos, y cómo no, la de los que podrían sufrir sus consecuencias por aquellos que pierden los papeles y la razón de forma conjunta pudiendo llegar a convertirse en potenciales homicidas al volante.
Decía San Agustín que solo niegan a Dios aquellos a los que no les interesa que exista; está visto que aquí también, solo a los que no les interesa que no haya controles, comienzan a criticar a quienes los hacen.