Imagen de trufa de verano


PROVINCIA
Actualizado 02/08/2015 12:55:22

Abunda en el Sistema Ibérico, páramos de distintas provincias de Castilla y León, y en las estribaciones de la Cantábrica. A falta de datos concretos, se calcula que la producción es más reducida que la trufa negra de invierno.

El Programa de Micología de Castilla y León (Micocyl) va a trabajar en la dinamización y valorización de la trufa de verano (tuber aestivum vittad), debido a las oportunidades de negocio que puede ofrecer en muchas zonas de la región y a que su época de fructificación puede complementar al consumo de la trufa negra de invierno.

El director científico de la Fundación Cesefor, Fernando Martínez Peña, ja destacado que las zonas productoras presentan suelos calcáreos pudiendo estar a diferentes altitudes de la Comunidad. En concreto es muy escasa o falta en Salamanca y Ávila y abunda en el Sistema Ibérico (Soria y Burgos ) y en las estribaciones calcáreas de la montaña Cantábrica de León, Palencia y Burgos entre los 400 y 1.600 metros de altitud. "También se produce esta trufa en los páramos calcáreos de Valladolid y Zamora", ha afirmado Martínez.

En plena campaña de trufa de verano, para los expertos resulta muy difícil hacer una estimación de las producciones, ya que no hay datos ni hasta la fecha se ha realizado un seguimiento al respecto.

"La trufa de verano es un hongo ectomicorrícico hipogeo de entre tres y diez centímetros de diámetro que tiene un hábitat mucho más amplio que el de la trufa negra de invierno, pudiéndose encontrar asociada a muchas especies de árboles encinas, robles, avellanos, hayas, tilos, chopos y pinos", explica el representante de Micocyl..

Este hongo se puede recolectar desde de mayo a julio pero si las condiciones de humedad son adecuadas, se puede encontrar hasta diciembre. El aspecto exterior de la trufa de verano es de color pardo-negruzco, con grandes verrugas poligonales. Pero al realizar un corte el interior es pardo-blancuzco de joven, después pardo-grisácea, con venas blanquecinas y ramificadas. El olor es aromático, menos intenso que el que presenta la trufa negra.

Las precipitaciones de primavera condicionan su fructificación y cuanto más lluvias se registren en verano mayor duración tendrá la campaña. A pesar de ser menos apreciado que la trufa negra de invierno, según Martínez Peña, la trufa de verano va ganando adeptos y así los precios al consumidor oscilan entre los 100 y los 150 euros.

Este hongo presenta un aroma diferente, más débil que la trufa de invierno, pero muy interesante para aromatizar alimentos como los huevos o las pastas. En necesaria una mayor cantidad de trufa de verano en la cocina para conseguir resultados satisfactorios.

No hay datos al respecto, si bien se estima que el aprovechamiento actual de esta especie es muy inferior al de la trufa negra de invierno de la que se estimaron unas 45 toneladas recolectadas en España el año pasado. Además, cada vez es más demandado y apreciado en la gastronomía internacional.

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