OPINIóN
Actualizado 29/09/2015 10:08:33

El motivo de estas líneas no es ensalzar el ábside, ni la imponente cruz, ni las cigüeñas que allí viven. El motivo es el lamentable estado del pavimento donde se erige ese trozo de nuestro románico soriano y que deja mucho que desear.

Hace algún tiempo, a raíz de la muerte del antiguo párroco de la Iglesia del Salvador en Soria, don Santiago, hice mención en un artículo a la obra que en su día se llevó a cabo para descubrir el ábside románico de la antigua Iglesia del Salvador y que estaba tapado por la que era la casa del cura.

Esa obra, como ya dije en su día, se hizo hace bastantes años gracias al apoyo de la Junta de Castilla y León presidida en aquellos tiempos ?ya ha llovido bastante? por Juanjo Lucas. El resultado fue el que hoy es: un ábside románico y parte de la primitiva iglesia integrados en el nuevo templo que se hizo a finales de los años 60.

Como todo el mundo sabe, este ábside que podríamos entrar en valorar si es o no una joya artística ? diremos que es románico y ya está ? se encuentra enclavado en pleno centro de la ciudad. Un lugar, en plena calle Numancia, y que sin duda ven a diario cientos de personas, que debo reconocer, suelen pararse más por la gran cruz de hormigón que se entremezcla con el cielo y sus inquilinos del nido que tanto gustan a los visitantes.

Pero el motivo de estas líneas no es ensalzar el ábside, ni la imponente cruz, ni las cigüeñas que allí viven. El motivo es el lamentable estado del pavimento donde se erige ese trozo de nuestro románico soriano y que deja mucho que desear.

No voy a entrar en que la propiedad sea del Obispado, del Ayuntamiento o de quien quiera ser, pero sí quiero dar un toque de atención a quien corresponda, para que tome las medidas necesarias para poner solución a un rincón de la ciudad que se merece un poco de atención.

En primer lugar, hay un árbol ?y que me perdonen los ecologistas ? que no pinta ni aporta nada a la escena. Más bien diría yo, que lo único que hace (aparte de torcerse cada año más), es jorobar la vista general del monumento. En segundo lugar, las baldosas. Unas baldosas que con el paso de los años se han hundido y deteriorado dejando una zona propicia para los esguinces a la par que un tanto cutre por el aspecto que da.

Creo que el Ayuntamiento ?y de verdad que desconozco la propiedad? podría tomar cartas en el asunto e interesarse por el estado de este rincón. Un rincón que creo con buena voluntad y sin gastarse mucho dinero, podría cambiar para bien embelleciendo además una de las calles ?la segunda diría yo ? más comerciales de Soria. Un pavimento nuevo, unos bancos, unas luces que surgieran del suelo etc., son cosas sencillas que en otras ciudades funcionan y dan buenos resultados.

Ahí lo dejo. El que pueda, que tome nota, porque a veces, las cosas pequeñas, hacen más que las grandes.

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