Melgar enfatiza que el mundo no debe de ser el lugar donde "Dios es silenciado, ignorado y desconocido".
La Diócesis de Osma-Soria, a través de la Delegación Episcopal de Laicos, ha presentado para el presente curso pastoral un proyecto de discipulado denominado 'Discípulos-misioneros' por el que se va a centrar "la atención y nuestro trabajo en el laico de a pie, es decir, en todos aquellos que estáis viviendo la fe en las parroquias y no pertenecéis a ninguna nueva realidad eclesial ni movimiento que os acompañe en el cultivo más específico de vuestra fe", según el obispo Gerardo Melgar.
En esta iniciativa eclesiástica, el prelado ha señalado que es preciso tener en cuenta tres conocimientos básicos partiendo de que "el Evangelio no es un ideal inalcanzable ni tampoco una utopía sino que es algo que podemos y debemos vivir; el mundo no puede ser por más tiempo el lugar en que Dios es silenciado, ignorado y el gran desconocido; y, finalmente, recordar que cada uno de nosotros somos responsables de comunicar a los demás lo que nosotros hemos descubierto: a Cristo vivo". El mencionado proyecto de discipulado arranca en el mes de noviembre.
El pastor diocesano, en una reciente carta, ha recordado que la aportación de los laicos es insustituible porque "la nueva evangelización o se hace por los laicos o no se hará". Los grupos de laicos que participen en el proyecto que está dirigido a todos, pero especialmente a jóvenes, adolescentes de post-confirmación, matrimonios y familias, completarán dos etapas en este ciclo.
En la primera de ellas se pondrá el acento en el discipulado por medio de la Lectio divina, la oración en grupo, la celebración de la fe (santa misa y sacramento de la reconciliación), y la reflexión personal y en grupo. La metodología a seguir pasará por un tiempo diario de oración personal por medio de un subsidio editado por la Diócesis que recibirán todos los laicos participantes; oración quincenal en grupo por medio de la Lectio divina así como celebración de la eucaristía; celebración penitencial, y reunión trimestral de todos los grupos con una cena de todos los participantes. Además, en Adviento se ofrecerá un retiro y en Cuaresma los ejercicios espirituales.
La segunda fase se centrará en el aspectomisionero invitando a los laicos "a ser misioneros y portadores del mensaje de Cristo y su Buena Noticia al corazón del mundo". En esta etapa se hará hincapié en la necesidad de "llevar lo que se vive en los grupos a los ambientes sociales, a la familia, a los amigos".
Finalmente, durante el curso pastoral, Melgar presidirá una celebración donde los participantes emitirán su promesa solemne de fidelidad a los compromisos que exige el discipulado y serán enviados por el prelado diocesano.