Baterías, juntas del motor, incluso las cerraduras pueden sufrir daños con el hielo que por las noches se hace notar, y mucho, estos días en la provincia.
El invierno se acerca y conviene estar preparado para las bajas temperaturas que se registran en la provincia. De hecho, en diversos puntos se han llegado a registrar temperaturas por debajo de los 6 grados negativos.
El frío hace muchas veces que el paisaje, con fuertes heladas en los campos, aparezca más bello pero, a la vez, hace aumentar la peligrosidad de las carreteras, especialmente aquellas que discurren por zonas de montaña o por áreas boscosas donde abundan tramos en sombra. Además, en la estación invernal es cuando los coches sufren más por la humedad, el frío, la sal o los fundentes que se usan para evitar la formación de hielo, tect. De ahí que muchos propietarios se decidan a vender su coche averiado para evitar costear reparaciones.
No está de más abundar en algunas medidas o para evitar averías y conducir así más seguro.
En el apartado de la electricidad del vehículo, hay que tener en cueta alternadores, calentadores, motores de arranque y, sobre todo, baterías. Estas se debilitan por causa de las bajas temperaturas y también por el mayor uso al que se las somete en invierno. Si son nuevas, esto apenas se traduce en un tiempo de arranque algo más largo. Si, por el contrario, ya tienen una cierta antigüedad, pueden perder completamente su capacidad de carga.
Contracción de los materiales
En cuanto a los líquidos, con la llegada del frío son más frecuentes las fugas, sobre todo, en las juntas de las bombas de inyección en motores diesel, los más generalizados ahora. La razón para ello es que, al bajar las temperaturas, los materiales se contraen y se pierde la estanqueidad de la bomba de inyección.
Fuera ya de otros aspectos técnicos del motor, también se producen daños en las cerraduras.
En el descenso de la temperatura, la humedad acumulada en el sistema de apertura al habitáculo se convierte en hielo y, al intentar abrir la puerta, la cerradura puede romperse.
En el parabrisas. El hielo también es un enemigo de las lunas del coche. Al pasar las escobillas sobre la superficie acristalada, cabe la posibilidad de dejar rayas.
juntas de goma y carrocería. El frío agarrota las juntas de goma que pueden llegar a cuartearse provocando fugas. La carrocería también sufre por las bajas temperaturas y, sobre todo, por la sal que se esparce en las vías para evitar la formación de placas de hielo. Lavar, sobre todo en las zonas bajas del vehículo, es la mejor forma de conservarlo sin problemas.
Dos importantes consejos para evitar estas averías son, en primer lugar, llevar el coche al taller para un chequeo rápido donde podrán detectar posibles y pequeñas reparaciones que puedan prevenir problemas mayores en el futuro. Por otra parte, y siempre que exista la posibilidad, conviene no dejar coche aparcado a la intemperie durante largas horas.