Con una inversión de 33.400 euros, se ha actuado en los altares dedicados a San Andrés y a la Inmaculada Concepción, ubicados en la nave central de la iglesia de Nuestra Señora de la Magdalena.
El delegado territorial, Manuel López, ha visitado esta mañana la iglesia de Nuestra Señora de la Magdalena, en Almaluez, donde la Junta de Castilla y León ha restaurado, con una inversión de 33.400 euros, los retablos de San Andrés y de la Inmaculada Concepción, de estilo barroco, carentes de mesa de altar y situados uno a cada lado de la nave central del templo, muy cercanos a la zona del presbiterio.
Junto al delegado, han asistido a la visita el alcalde de la localidad, Pedro Ernesto Pascual; el párroco, Antonio Utrilla; el jefe del Servicio Territorial de Cultura y Turismo, Carlos de la Casa; y la restauradora encargada del proyecto, Cristina Quintana.
Ambos retablos están compuestos por predela, cuerpo único con ático y tres calles, siendo también análogas sus dimensiones: 3,15 metros de altura y 2,11 metros de ancho. Fueron realizados con madera de pino y policromados con profusión de adornos y columnas salomónicas ornadas con enredaderas y racimos de uva, mediante oro fino al agua y temple.
El retablo de la derecha está dedicado a la advocación de diversas santas, tales como Santa Lucía, Santa Águeda y Santa Bárbara. Todas ellas representadas sobre tabla y sin preparación subyacente. En la predela de este mismo aparecen dos lienzos de pequeño tamaño sobre tabla, realizados al óleo, en los que se muestra la imagen de Santa Rosa de Lima y, a la derecha de la hornacina central de esta parte, la imagen de Santa Teresa.
El ubicado a la izquierda está dedicado a la advocación de diversos santos de género masculino. En el ático aparece la representación de San Andrés directamente sobre tabla, sin preparación subyacente. A cada lado de la hornacina única central aparecen las tablas de San Antón, San Francisco, San Roque. La predela, gemela en estructura y detalle al retablo anterior, presenta dos lienzos pequeños a cada lado de la hornacina, en los que se representa la imagen de San Miguel Arcángel y de San Juan Bautista.
Estos dos bienes muebles muestran unas tablas de traza severamente clásica frente a los excesos expresivos del Romanismo, en el cual se inspira. La policromía es de tonos mates en las carnaciones y de colores lisos en las vestimentas, remitiendo el estofado característico del siglo anterior.
Con la actuación desarrollada por la restauradora Cristina Quintana, se han corregido los ataques de insectos xilófagos por medio de impregnación y fumigación, se ha restituido el volumen en las molduras y tallas deterioradas y se han fijado y cubierto las lagunas existentes. La consolidación se ha realizado usando productos de naturaleza acrílica.
En cuanto a los lienzos, se ha fijado la policromía a las tablas de madera y se ha procedido a su limpieza, ya que la oxidación de su capa protectora hacía prácticamente imposible ver las escenas representadas. Se han reintegrado las lagunas existentes de volúmenes y policromía en aquellos lugares imprescindibles y el sentado de color se ha realizado una primera vez con carácter preventivo y una segunda con carácter definitivo mediante medio acuoso, previa protección con película de resina acrílica. Para la protección final se ha utilizado un barniz de retoque extrafino satinado. En el proceso se han eliminado los restos orgánicos, de humo y cera de las velas, así como los repintes que afeaban dos de las tallas y los existentes en las tablas.
Para la realización de esta restauración, la Parroquia ha colaborado en el montaje de los medios auxiliares oportunos para la instalación de un taller eventual. Para el desarrollo correcto del trabajo no ha sido necesario el desmontaje de ninguno de los retablos, aunque durante el proceso se apearon convenientemente por motivos de seguridad.