La casa que habitó durante varias temporadas Gustavo Adolfo Bécquer en Noviercas está a salvo, tras haber sido evitado el derrumbe. Sin embargo, llegar a materializar el museo que pretende acoger en su interior la memoria del poeta, allí mismo, tendrá que esperar.
El inmueble, que es propiedad municipal, pasó a serlo después de repetidos intentos consistoriales para adquirirlo -los propietarios llegaron a pedir 80.000 euros-, pero finalmente se conseguía adquirirlo, por un diez por ciento del importe inicial, en el inventario de bienes del municipio.
La casa, que amenazaba ruina, tuvo su controversia en marzo del año pasado, cuando una agrupación local exigía el mantenimiento del edificio. Una iniciativa que se produjo tras la publicación, en el Boletín de la Provincia (BOP), del acuerdo adoptado por el Consistorio para demolerla, ya que carecía en aquel momento de las condiciones necesarias de habitabilidad.
Debido a la urgencia, la Diputación aprobó en la pasada legislatura una partida de 50.000 euros con la que al menos se paliaba el derrumbe del inmueble.
Así, las labores se centraron en apuntalar la fachada principal ?el edificio se halla contiguo a otras dos propiedades-, y recuperar los materiales con los que fue edificada. De este modo devolvía, en la medida de lo posible, la imagen inicial del edificio. Sin embargo, en la actual convocatoria de ayudas de la Diputación para obrar en edificios de especial interés, la propuesta noviercana quedaba fuera de las aprobadas, con lo que ahora el Consistorio está buscando nuevas fórmulas para, cuando menos, lograr que la memoria permanezca afianzada en el lugar donde vivió.
Gustavo Adolfo Bécquer pasó largas temporadas en esta casa, propiedad de la familia de su esposa, Casta Esteban, natural de Torrubia. Un matrimonio que no funcionó, lo que sumó más infelicidad a la vida del poeta. Contrajo tuberculosis, enfermedad que sumó más tormento a su corta existencia, pues fallecía con apenas 34 años (1870) y después de sufrir la infidelidad de su esposa.