Más de 60 vecinos de la villa adnamantina se dan cita en la Feria Internacional de Turismo de Madrid para dar a conocer sus fiestas del 17 de mayo en honor a San Pascual Bailón y el Zarrón.
El Ayuntamiento de Almazán, de la mano de la Diputación, ha celebrado este sábado en Fitur el bicentenario de la Cofradía de San Pascual Bailón a la que se vincula la popular Fiesta del Zarrón. Al acto ha acudido la corporación municipal, con su alcalde José Antonio de Miguel a la cabeza, y una representación de 60 danzantes y varios zarrones.
La Fiesta del Zarrón de Almazán, declarada de Interés Turístico Regional, se celebra anualmente cada 17 de mayo en memoria de San Pascual Bailón, uno de los muchos patronos de los pastores y abogado defensor de sus causas. Y es que esta fiesta es una celebración que va muy unida a la vida pastoril de antaño. Ese día la procesión del santo recorre el centro de la villa acompañado por parejas de danzantes vestidos con trajes tradicionales, a quienes les siguen los palilleros.
Pero es sin duda el Zarrón, el protagonista central. Se trata de un grupo de hombres ataviados con chaquetas y pantalones de piel y un elegante sombrero negro o marrón oscuro al que se le ha incrustado grandes plumas de faisán o aves rapaces. Un vestuario que se completa en la parte de atrás de la nuca donde llevan cosido un inmenso rabo de zorro. Su función es la de guardar el orden en la procesión, ordenar a los vecinos que no atosiguen al santo en la comitiva, de ahí que lleve un bastón de madera del que le cuelga una vejiga de piel de animal rellena de paja, con la que va dando zambombazos al suelo, abriéndose paso en las calles y plazas. Ahora además asustan a los que se atreven a recoger los caramelos que se lanzan. Ese día se ofrecen a los visitantes una soparra, realizada con miga de pan remojada con vino, azúcar y canela.
Junto a la fiesta del Zarrón, Almazán ha aprovechado la ocasión para hacer un repaso a su riqueza turística. No sólo la villa con su recinto amurallado y sus tres puertas y diversos postigos, también su plaza renacentista donde se destaca el palacio de los Hurtado de Mendoza y su iglesia románica de San Miguel que guarda en su cúpula estrellada.
La villa también ha dado a conocer su gastronomía donde se destaca la cocina castellana, los platos de caza de temporada y las exquisitas yemas de Almazán, uno de los dulces más auténticos que hay elaborado a base de yema y azúcar. O las paciencias, unas pastas de gran dureza que se hacen con la clara de huevo y harina.