La nota de identidad que define el ser de Dios es ser Padre con entrañas maternas que se conmueven ante los pecadores y a los que ofrece siempre su perdón, su amor, su ternura y su cercanía.
Hoy, II Domingo de Pascua, celebramos la fiesta de la divina misericordia. El objetivo de esta preciosa fiesta es convencernos del amor misericordioso de Dios con nosotros. Jesús prometió a Santa Faustina Kowalska su misericordia, a ella le prometió el perdón total de los pecados y penas a quienes ese día comulguen; es decir, si la persona se confiesa y comulga ese día gana inmediatamente Indulgencia plenaria, obtiene el perdón total de la penas y culpas merecidas por haber pecado. El mensaje de misericordia es que Dios nos ama a todos sin importar lo grandes o los muchos que sean nuestros pecados. Él quiere que reconozcamos que su misericordia es más grande que nuestros pecados para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su misericordia y la derramemos sobre otros, para que todos participemos de su gozo y desde Él podamos ser misericordiosos con los demás.
Tres son los objetivos que nos propone esta fiesta entrañable: 1. Pedir la misericordia de Dios: Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame su misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero. 2. Ser misericordiosos con los demás: Dios quiere que experimentemos su misericordia en primera persona y que, desde esa experiencia, nos sintamos llamados a ser misericordiosos con los demás. 3. Mirar a Jesús y confiar en Él: Cristo nos lleva a confiar en la misericordia divina pues todo su actuar con los pecadores estuvo siempre cargado de misericordia.
Estos tres objetivos coinciden plenamente con lo que ha buscado el Papa al convocar el Jubileo de la misericordia que estamos celebrando. El Año Santo, no lo olvidemos, nos invita a centrar la mirada en Jesucristo porque Él ha sido enviado al mundo con la misión de revelar el verdadero rostro de Dios. La nota de identidad que define el ser de Dios es ser Padre con entrañas maternas que se conmueven ante los pecadores y a los que ofrece siempre su perdón, su amor, su ternura y su cercanía. Esta identidad de Dios es la que cantan diversos salmos y distintos textos del Antiguo Testamento "porque es eterna su misericordia" (Sal 136) Toda la historia de la alianza de Dios con su pueblo es una historia de misericordia en la que, a la infidelidad del pueblo elegido, le sigue siempre la misericordia de Dios compasivo y misericordioso.
Pero especialmente es Cristo en el Nuevo Testamento el que nos revela el verdadero rostro de Dios conmovido ante los pecadores a los que ofrece siempre su perdón. Su actuar con los pecadores está siempre lleno de misericordia. Pero el Jubileo de la misericordia nos hace caer en la cuenta, desde su mismo lema 'Misericordiosos como el Padre', que la misericordia no es sólo la nota esencial de la identidad de Dios sino que es también la nota que define a los cristianos. Por eso se nos llama a que, lo mismo que el Padre es misericordioso con nosotros, lo seamos también con los demás. Cristo mismo nos lo enseñó también en la oración del Padrenuestro cuando nos dijo que teníamos que rezar diciendo: "perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". El Jubileo que estamos viviendo, lo mismo que la fiesta de la divina misericordia, nos invita a acoger la misericordia de Dios para ofrecerla a los demás.
Que esta fiesta nos ayude a refrescar el precioso contenido teológico que tiene el Jubileo de la misericordia para que, comprendiendo y experimentando el perdón y la misericordia de Dios, dejemos que Él entre en nuestra vida, nos acerquemos con confianza a Él y nos decidamos a vivir esa misma misericordia con nuestros hermanos. Que María, Madre de misericordia, reflejo de la ternura y misericordia de Dios, nos ayude a ello.