En 2015 se abrieron en la provincia 131 expedientes relacionados con la actividad venatoria y 13 con la pesca.
Coincidiendo con el inicio de la temporada hábil de caza del corzo a rececho y la pesca de la trucha, que comenzaron los pasados día 1 y 3 respectivamente, los agentes y celadores medioambientales de la Junta de Castilla y León intensifican los controles de seguimiento del correcto ejercicio de estas actividades.
El pasado viernes comenzó la temporada de la caza del corzo, que se podrá cazar hasta principios de agosto, de acuerdo con la fecha que se determine en la Orden Anual de Caza para la temporada 2016-2017, que se aprobará en el mes de junio. La modalidad de caza más habitual de esta especie es el rececho.
Los cazadores de corzo están obligados a cumplir las normas de precintado con las piezas abatidas. En los recechos, cada cazador deberá portar, al menos, un precinto sin usar cada vez que salga de caza, pues se trata de la acreditación de que está autorizado a cazar, junto con el resto de documentación necesaria.
Los precintos han sido facilitados por el Servicio Territorial de Medio Ambiente en base al cupo ordinario que tiene aprobado cada coto privado de caza, según su Plan de Ordenación Cinegética en vigor. Estos precintos deben ser mostrados a los agentes de la autoridad que así lo requieran.
Los agentes medioambientales, en los controles que realizan, comprueban la correcta colocación de los precintos en las cuernas de los corzos legalmente abatidos, que el precinto se corresponda con el coto donde se ha cazado y que se haya marcado la fecha de abatimiento, además de cualquier otra circunstancia anómala.
Algunas de las infracciones más habituales relacionadas con la caza del corzo son: llevar en los vehículos armas de fuego listas para su uso, no colocar los correspondientes precintos a corzos abatidos legalmente o colocarlos modo incorrecto, sin ajustar a la cuerna del animal, a veces con objeto de permitir su liberación y reutilización, así como cazar sin disponer de precintos o con precintos de otras temporadas.
El número de expedientes abiertos por la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en 2015 por infracciones relacionadas con la caza fueron 131, de los que cinco están directamente relacionados con la caza del corzo. En 2016 ya se han abierto cuatro expedientes, todos ellos por transportar trofeos de corzo sin precintar.
Durante uno de los controles realizados este fin de semana, por ejemplo, se localizó una cabeza de corzo sin precintar escondida entre la vegetación en una cuneta de una carretera del término municipal de Almazán. El trofeo se encontraba en el interior de una bolsa de plástico, bajo una encina.
En ese momento se sospechó que el animal había sido abatido esa misma noche desde la carretera y que la cabeza fue escondida por el furtivo con la intención de ser recogida con posterioridad, sin portar armas, y así evitar la relación entre la muerte del animal y su transporte. A las pocas horas, los agentes medioambientales sorprendieron en el mismo lugar a una persona caminando por el arcén en actitud de búsqueda, mientras dos personas esperaban en un vehículo estacionado en las inmediaciones. Tras la identificación de las personas y registro del vehículo, fue localizado un cuchillo de grandes dimensiones manchado de sangre y pelo compatibles con corzo.
Estos hechos pueden ser constitutivos de infracciones tipificadas en el Reglamento de Armas y la Ley de Caza de Castilla y León y pueden ser sancionados con multas de entre 500 y 5.000 euros.