La ermita de la Alameda de Cervantes acoge el acto de bendición tras las obras de restauración, centradas principalmente en la cubierta de este templo. El vicario general de la Diócesis oficia una ceremonia multitudinaria donde decenas de personas se agolpan en el interior y fuera para dar la bievenida al remozado edificio.
Los devotos de la Virgen de la Soledad y la generalidad de los fieles sorianos estaban esta tarde de viernes de enhorabuena. La ermita de Nuestra Señora de la Soledad volvía a abrir sus puertas al culto después de las obras que se han realizado en el templo adscrito a la parroquia de El Espino. Unas labores que se han llevado a cabo durante este invierno y que han supuesto una inversión de 67.000 euros, de los que 20.000 han sido aportados por la Junta de Castilla y León y por el Ayuntamiento de Soria a partes iguales. El resto ha corrido a cargo de la propia parroquia.
En una ceremonia sencilla y multitudinaria, el vicario general de la Diócesis de Osma-Soria Gabriel Ángel Rodríguez ha presidido la ceremonia de bendición por la que el templo vuelve a estar habilitado al culto. Al acto han acudido los párrocos Tomás Oliva y Rubén Tejedor, así como el vicario episcopal diocesano Juan Carlos Atienza.
Durante la ceremonia, Rodríguez ha señalado a las decenas de congregados tanto fuera como dentro de la ermita, que el templo ha sido durante siglos "testigo de la vida espiritual de la vida soriana" y ha llamado a la reflexión porque esta puesta en valor no debe de hacer olvidar que en muchos lugares del mundo los cristianos son perseguidos por su fe, lo que lleva también a la destrucción de sus templos y sus hogares. Tampoco ha querido olvidar a los millones de refugiados que se han visto obligados a dejar atrás su vida huyendo de conflictos bélicos y políticos.
Por otro lado ha felicitado a la Cofradía de la Soledad por el apoyo recibido, y también a la empresa constructora y a sus empleados así como a los arquitectos que han llevado a cabo el proyecto de restauración.
Por su parte, Oliva ha reseñado el buen desarrollo de las obras, efectuadas en invierno, y donde la lluvia no ha afectado al trascurso de las mismas. De igual modo ha señalado que pese a ser la parroquia quien costea el montante mayor de las obras, todavía son necesarias las aportaciones de los fieles para conservar tanto este templo como el resto de los espacios sagrados con los que cuenta la Diócesis, y que son "patrimonio de todos".
Santiago Mínguez, sacerdote ya jubilado, continuará celebrando la eucaristía de las doce del mediodía en este templo que está abierto no solo a celebraciones litúrgicas ?algunas como la que se celebra el Lunes de Bailas-, sino también para la oración, por lo que es frecuentado a diario por centenares de personas.