Ojos brillantes en jurados y público. Corazones que laten con tristeza cierta por la despedida de fiestas y maestría de la Banda en el final de estos días tan intensos.
A las doce y cuarto de esta noche, más allá del Lunes de Bailas, sonaba la primera de las piezas del 'Adiós San Juan', bajo unas gotas tímidas, como si el cielo quisiera aliarse en el pesar con la multitud que se congregaba en la plaza Mayor de Soria. Es dejar atrás un tiempo intenso. Seis días continuados ?cinco y medio- de las fiestas más esperadas que ya han pasado.
La batuta del maestro Aceña iniciaba así unos compases para agrupar el sentimiento común en una ceremonia donde jurados en la escalinata del ayuntamiento daban frente y rostro, nuevamente, ante sus vecinos para unir latidos. Y ritmos. Y sentires.
Repertorio obligado con pasodobles que nombran jornadas pasadas como 'Catapán', 'La Compra', 'La Saca', 'Viernes de San Juan', 'Los Agés', 'Domingo de Calderas' y 'Las Bailas', daba paso a otras donde se rememoran a las distintas cuadrillas, a las juradas, con jota sanjuanera incluida. Ojos brillantes y contenidas emociones, atenuadas por una bajada en la iluminación, que no restaba brillantez al acto.
La lluvia tenue, tímida, se hacía más intensa instantes antes de que el reloj de la Audiencia diese la una de la madrugada. Los músicos se refugiaban con sus instrumentos ?horas antes hacían lo propio en las orillas del Duero- en la casa consistorial mientras los paraguas comenzaban a abrirse.
La pieza del 'Adiós, adiós, San Juan' ?que sonaba dos veces- todavía se queda en los adentros, sin querer cerrar la noche.