Sirve para la reconstrucción de poblaciones de ámbito reducido que puedan llegar a desaparecer en el medio natural.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha visitado este martes el Vivero Forestal Central de Castilla y León, situado en Valladolid, para conocer de primera mano el banco de conservación a largo plazo donde se almacenan colecciones de plantas. Actualmente existen 68 especies y 489 poblaciones, un elenco que se va aumentando paulatinamente todos los años. El fin de su conservación es la reconstrucción de poblaciones de ámbito reducido que puedan llegar a desaparecer en el medio natural.
El Vivero Forestal Central de Castilla y León es un conjunto de instalaciones destinadas a la conservación de material genético de aplicación en el ámbito forestal, así como a la producción de planta de calidad y de origen controlado para la restauración forestal.
En su conjunto, esta instalación se ha convertido en modélica en el contexto nacional e internacional por su envergadura y nivel de calidad. Su capacidad productiva supera los cinco millones de plantas al año y cuenta además con el Banco Regional de Semillas, que alberga 2.593 lotes correspondientes a 225 taxones diferentes de coníferas y frondosas, tanto arbóreas como arbustivas, y en concreto hasta 40.000 kilos de semillas de casi 100 especies diferentes.
Pero el valor y la significación del Vivero alcanza mucho más allá de la mera producción de planta o conservación de semillas. A su vez, desempeña una labor fundamental en las siguientes áreas: producción de planta para repoblaciones propias; la conservación de semilla para hacer frente a restauración de catástrofes; la conservación de recursos genéticos; la mejora genética forestal; y el control de la comercialización de planta forestal y garantía de trazabilidad.
De las numerosas actividades que se llevan a cabo en el Vivero Forestal Central de la Junta de Castilla y León, en estos dos últimos años se han potenciado las relacionadas con la genética, tanto en la vertiente de conservación como de mejora.
En lo que se refiere a la conservación, se ha potenciado el Banco de Conservación a Largo Plazo (banco de germoplasma), donde se almacenan colecciones de plantas que por diversos intereses son merecedoras de su conservación a largo plazo. Actualmente, reúne material de 68 especies y 489 poblaciones, en un elenco que se va incrementando paulatinamente todos los años. La pérdida de esta semilla sería un desastre ecológico y económico al perder el esfuerzo humano y material en él invertido. Su mayor interés está en la posibilidad de reconstruir poblaciones de ámbito reducido que pueden llegar a desaparecer en el medio natural. Por ejemplo, en estos dos últimos años se han reunido 101 poblaciones de aliso de Castilla y León (Alnus glutinosa) amenazadas por el hongo Phytophtora alni. Está prevista también la próxima incorporación a este banco de una nueva colección de las principales poblaciones de tejo (Taxus baccata) de la Cordillera Cantábrica, en el marco de un Proyecto LIFE que se espera sea aprobado de forma inminente por la Comisión Europea.
Además, se han multiplicado las acciones en apoyo a la conservación de especies y poblaciones amenazadas. En el presente año se está llevando a cabo la propagación de Coronopus navasii, una planta endémica en peligro crítico a nivel nacional, ligada a ambientes esteparios del sureste ibérico, y de la que se ha encontrado recientemente una población en los páramos de Layna (Soria).
En el 2015 y 2016, se ha colaborado con la Universidad Politécnica de Madrid en los trabajos de restauración de Senecio coincyi, una planta endémica que cuenta solo con trece pequeñas poblaciones en las sierras abulenses de Gredos y Villafranca, mediante la producción de plantas a partir de semillas germinadas en laboratorio y cultivadas en invernadero.
Entre 2014 y 2016, se ha aportado la planta utilizada en las plantaciones del corredor del oso pardo en la Cordillera Cantábrica, dentro del LIFE + Corredores Oso, de la Fundación Oso Pardo, así como de actuaciones equivalentes de la mejora de hábitat del oso pardo y del urogallo cantábrico por parte de la propia Junta de Castilla y León (incluida la Fundación Patrimonio Natural).
En estos momentos, también se están instalando campos de cepas madre para las cuatro especies de chopo autóctonas de Castilla y León (Populus alba, P. tremula, P. canescens y P. nigra), con todos los genotipos identificados hasta ahora, algo esencial para una adecuada restauración de las riberas.
En cuanto a la mejora, la principal novedad es el inicio en 2016 de una línea de propagación de pino piñonero de origen controlado. Para ello se han seleccionado cinco clones, que tras un proceso de 25 años se han incorporado al Catálogo de Materiales de Base, y en estos momentos se está procediendo a su contraste con marcadores moleculares con el apoyo de la Universidad de Valladolid. La selección se ha hecho no sólo por capacidad de producción de piña, sino también a partir de factores relacionados con la palatabilidad del piñón y la aptitud para su conservación.
El proceso se va a centrar, una vez tipificados correctamente los árboles correspondientes a cada clon dentro de las plantaciones experimentales existentes en la provincia de Valladolid, en extraer púas para su posterior injerto en repoblaciones jóvenes.
Esto supone que se adelanta extraordinariamente el momento de inicio de la producción de piñas del árbol, que puede darse a partir del tercer año en lugar de los veinte habituales, además de la mayor producción de piñas por árbol, su mayor calidad alimentaria y la mayor facilidad de su recogida por la menor altura. A medio plazo es un avance relevante para un sector estratégico para la Comunidad y preocupado por las pérdidas de producción, aspecto cuya investigación también está priorizando esta Consejería a través de su convenio con la Universidad de Valladolid.
Además, se está empezando a trabajar en la producción de planta de castaño en el marco de la lucha contra sus enfermedades (chancro, avispilla), de acuerdo con la Mesa del Castaño del Bierzo.
Estas líneas se unen a otras que se van consolidando, como la producción de clones medio cultivo in vitro de especies seleccionadas para la producción de maderas nobles de alta calidad. Las especies que actualmente están puestas a punto en el proceso completo, e incluso con material incluido en catálogo y de posible comercialización, son el cerezo (actualmente cuatro clones) y el serbal (dos), pero se ha avanzado ya en otras especies de interés como el fresno o el nogal. Se vienen produciendo anualmente algo más de 1.000 plantas de estas características. Su implantación en terrenos particulares va a estar subvencionada gracias a una de las líneas de ayuda del PDR que se espera abrir en los próximos meses.
Además, se está trabajando también en otra línea de mejora genética de Pinus pinaster 'grandes productores de resina', una vez seleccionados en campo a lo largo de décadas los ejemplares más productivos. De estos ejemplares se cosechan semillas regularmente, para la producción de plantas mejoradas en ese carácter. Las plantas producidas anualmente en el Vivero Forestal Central a partir de esas semillas son utilizadas en la regeneración en montes de UP de la misma provincia de Segovia (20.000-30.000 plantas/año).