La peña El Coyote la lleva organizando desde hace cuatro décadas.
La efervescencia de los veraneantes llega al sumun cuando las fiestas patronales tocan a reclamo. Suele pasar en todo el orbe de los pueblos sorianos que multiplican por su máximo exponente el número de habitantes que durante estos días repueblan los desangelados espacios que dormitan durante el resto del año.
Es el caso de Quintanilla de Tres Barrios que durante sus estaciones anuales se queda en su mínimo común con apenas diez habitantes, lo que le convierte en uno de los tantos pueblos decadentes de la geografía provincial.
Este domingo 7, con el ambiente desangelado, se convirtió en explosión multitudinaria de personas que se congregaron para celebrar la tradicional caldereta popular que desde hace más de cuatro décadas viene realizando la Peña El Coyote. En un marco inimaginable, una semana antes se congregaron alrededor de trescientos comensales en la plaza del pueblo, para degustar la típica caldereta que viene siendo el santo y seña de la congregación de tanto gentío.
Una caldereta guisada como manda la tradición, por los expertos cocineros del pueblo que han conseguido que el guiso sea elogiado año tras año por los comensales que celebran la exquisitez del estofado. Todo ello aderezado con la correspondiente ensalada, fruta, café, licores y vino.
Las fiestas de Quintanilla de Tres Barrios tienen su máximo esplendor los días 9 y 10 de agosto, en honor a su patrón san Lorenzo. En un ambiente de prefiestas, la Asociación Torderón llevó a cabo el sábado su ya tradicional ruta nocturna a la Atalaya, en la que se dieron cita más de 150 personas que pudieron presenciar, entre otros eventos, un vídeo realizado por Constan Romero con un montaje sobre las contiendas de moros y cristianos, cuyas escenas impactantes sobre el mural de la torre vigía con efectos de luz y color entusiasmaron a los asistentes. Una chocolatada servida por la Peña El Coyote y la música disco a cargo del dj Gonzalo pusieron el colofón a la noche.