Como novedad, este año se podrá elegir al ganador por votación popular a través de la web de la Diputación de Soria. La votación se prolongará desde hoy y hasta el 13 de noviembre, permitiéndose únicamente un voto por dirección IP.
El presidente de la comisión de Cultura, Juventud y Deportes, Amancio Martínez, ha presentado este viernes a los finalistas del IV Premio Colodra que fue creado por la Diputación Provincial con el fin de ofrecer un reconocimiento público a personas, colectivos e instituciones que hayan destacado por su esfuerzo por preservar las costumbres y tradiciones sorianas.
El Zarrón de Almazán-Cofradía de San Pascual Bailón, La Barrosa de Abejar y el Museo de la Cerámica de Quintana Redonda han sido los finalistas elegidos por el departamento de Cultura de la Diputación Provincial para alzarse con este galardón. Amancio Martínez ha explicado que este año como novedad "el ganador se elegirá mediante votación popular" con el fin de dotar a este premio de una mayor participación e implicar también a los vecinos de la provincia. Las votaciones se podrán realizar a través de la página web de la Diputación Provincial (http://www.dipsoria.es/content/premio-colodra) desde hoy y hasta el día 13 de noviembre. Únicamente se permite un voto por dirección IP.
El diputado de Cultura ha explicado que tras conocerse el ganador, se designará el municipio donde se producirá la entrega del reconocimiento "para finales de noviembre o principios de diciembre". En este punto ha valorado también la posibilidad de que la comisión de Cultura estudie dotar económicamente este premio "para que sea un aliciente para las asociaciones, colectivos o personas porque es importantísimo para toda la provincia mantener el acervo cultural que tenemos en la mayoría de localidades y pueblos por muy pequeños que sean".
Los galardonados en anteriores ediciones fueron Carmen de la Mata, las danzas de paloteo de la provincia y las vestidoras de las Móndidas de San Pedro Manrique.
El Zarrón y San Pascual Bailón
La fiesta del Zarrón compila muchos elementos relacionadas con los ritos agropecuarios de la meseta y es la manifestación folklórica más representativa y de mayor arraigo popular de Almazán. Se desarrolla durante la festividad de San Pascual Bailón, a quien los pastores de la villa eligieron por patrono.
Es la figura del Zarrón, sin duda, el protagonista y el personaje central de la fiesta. Ataviado con prendas de piel curtida y sombrero negro con grandes plumas de buitre y rabos de zorro cosidos, era antaño su cometido guardar el orden en la procesión pero, con el tiempo, ha prevalecido la prueba de valor de los que desafían sus zambombazos.
La Cofradía de San Pascual Bailón de Almazán celebra en este 2016 su bicentenario. Dos siglos de historia que se están plasmando en diversos actos y festejos durante este año.
La Barrosa de Abejar
"La Barrosa" se celebra cada Martes de Carnaval, un viejo ritual de origen incierto. Lo protagonizan dos mozos, quintos del año, ataviados de manera singular y portando un armazón que emula a un toro. A lo largo del día escenifican secuencias la muerte y resurrección del animal. El ciclo sagrado de la vida a través de liturgias y gestos que se pierden en la noche de los tiempos. La Barrosa es una representación táurica (toro o vaquilla) confeccionada con un armazón de madera cubierto con lienzos blancos adornado con cintas y escarapelas. Lo porta sobre sus hombros uno de los mozos llamados barroseros, sobresaliendo su cabeza por una abertura del artilugio. En otros tiempos esta fiesta carnavalesca se representaba en numerosas localidades de nuestra provincia, hoy sólo Abejar mantiene el rito.
Centro de la Cerámica Tradicional de Quintana
Quintana Redonda ha estado vinculada de manera histórica a los numerosos alfares que existían en la localidad y estos a la producción de la peculiar cerámica negra. La cerámica de Quintana se caracteriza especialmente por su peculiar color negro metalizado, carente de barniz y con una decoración esgrafiada e incisa hecha con engobes. El barro utilizado para la cerámica negra es una arcilla plástica muy pura preparada mediante un proceso manual muy artesanal. Hoy apenas queda en la localidad nada más que el recuerdo de aquella artesanía.
El museo ha recuperado no sólo las piezas testigo y los utillajes de alfarería que exponen en sus salas relacionadas con las diferentes tipologías de cerámica que existe en nuestra provincia, también ha salvaguardado el léxico vinculado a esta forma de vida ya casi desaparecida.