Antigona trata de sensibilizar a la sociedad soriana. SN
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PROVINCIA
Actualizado 25/11/2016 10:19:14

La agrupación Antígona reivindica el respeto hacia la mujer y muestra su repulsa ante las agresiones que estas sufren a diario. Los hijos, son también víctimas en los ataques que sufren sus madres por parte del machismo, reivindican en Antígona.

Este viernes se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género. Una jornada que en lciudad se vivirá con distintas actividades en la plaza de Mariano Granados a instancias de agrupaciones y colectivos y con la organización del Ayuntamiento capitalino.

También la Diputación conmemora esta jornada con actividades tanto hoy como en próximas citas en una veintena de localidades sorianas. Además, esta noche, el Palacio Provincial mostraba una iluminación especial para concienciar y dar testimonio a la sociedad en la lucha contra esta lacra.

Antígona, la agrupación que está inspirada en reivindicar los derechos de las féminas ha emitido un comunicado que es como sigue:

"La violencia tanto en las relaciones de pareja como la ejercida dentro de la propia familia es una lacra que nos afecta a todos muy cerca. Todos perdemos con su existencia. Aun cuando hay víctimas muy directas, que desgraciadamente en muchas ocasiones, se van, hay otras víctimas de las que pocas veces nos acordamos: los hijos que crecen con gritos, con violencia, y que a veces se quedan huérfanos. Sufren la violencia diariamente, bien en su propia carne, o bien viendo como sus progenitores se insultan, se agreden o se matan. Y cuando del peor modo en que puede acabar la situación, su madre es asesinada y a veces en su presencia, logran salir de un trauma y entran en otro. Su madre ya no está, y su padre tampoco, puede que esté en la cárcel, o puede que se haya suicidado en el momento del asesinato. Se van a vivir con familiares, con extraños o alguna institución tutelar. En el cole sufren victimización por parte de sus compañeros. Padecen traumas que en la mayoría de las ocasiones no son comprendidos por los demás. Los/las hijos/as son los/as olvidados/as grandes perdedores/as de la violencia machista. No siempre tienen derecho a una pensión de orfandad, y si la hay es la pensión normal, ni por asomo se acerca a las de las víctimas de terrorismo".

"Por eso desde Antígona queremos recordar a estos/as niños/as, decirles que no están solos, que cuenten con nosotras. Y reclamar la responsabilidad del Estado por su situación, pues ha vulnerado uno de los principios rectores de la política social, dentro de los Derechos Fundamentales recogidos en la Constitución, asegurar la protección integral de los hijos. No ha velado por ellos y continúa sin hacerlo. Desde aquí queremos apelar para que entre todos, erradiquemos esa pandemia, y protejamos a los menores, que son nuestro futuro".

"Mi nombre es Juan, tengo 16 años. En el Insti soy lo que denominan 'un chico conflictivo que proviene de familia desestructurada'. Cuando hay problemas, siempre soy el responsable, aunque muchas veces ni he estado cerca de lo que ha pasado. Los padres de mis compañeros de clase no dejan que vayan conmigo. La verdad es que mi carácter está bastante lejos del de los chicos y chicas de mi edad. Mis recuerdos de pequeño son extraños. Vivía en lo que los mayores llaman 'una familia normal', con mi padre, mi madre y mi hermana Laura. Ahora creo que no era tan normal como todos creen. Mi padre siempre gritaba y daba órdenes a mi madre. Un día por no sé qué razón, mi padre zarandeó a mi madre, a mí hermanita y a mí nos asustó mucho, y comenzamos a llorar. También nos gritó y nos empujó, mamá se puso en medio. Sólo recuerdo que después sangraba. No fue un día aislado. Casi todos los días llegaba a casa gritando y enfadándose con mamá. Un día la discusión fue a más, en el salón papá gritaba y gritaba, Laura y yo teníamos mucho miedo y nos fuimos a un rincón, llorábamos y nos tapamos los oídos. Papá comenzó a empujar a mamá, se cayó al suelo. Todo fue tan rápido, creo que tenía un cuchillo, recuerdo mucha sangre, sangre, sangre; mamá en el suelo, no hablaba, no se movía. Llegaron unos señores vestidos todos iguales de azul, que se llevaron a papá. A mamá no la volvimos a ver. A Laura y a mí nos llevaron a un sitio con gente que no conocíamos. Estuvimos varios días sin ir al cole y no volvimos al mismo. Fuimos a vivir al pueblo, a casa de la abuela, y allí fuimos al colegio. Nuevos compañeros, nueva vida, todo nuevo, pero no estaban ni mamá ni papá. Laura se puso muy rara, y dejó de hablar. Yo gritaba y me pegaba con todos los niños. Un día uno de ellos, me dijo: 'tu padre es un asesino, que mató a tu madre'. Entonces comprendí lo que pasó aquella noche. Me volví todavía más agresivo hacia los demás niños, y además necesitaba romper todo lo que me encontraba. La abuela lloraba mucho, creo que se acordaba también de mamá, pero parece que tener una nieta que no hablaba y un nieto violento, la sobrepasaba. Necesito que me ayudéis, soy uno de los muchos perdedores, GRANDES PERDEDORES, de la violencia de género. De mamá hablaron en todas las noticias, pero nadie se acordó de Laura y de mí. Me llamo Juan, tengo 16 años, y soy víctima de violencia de género.

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