Ambas localidades vuelven a reivivir, como cada 6 de enero, una de las tradiciones más antiguas de la provincia y que lleva siete siglos celebrándose.
Este año San Andrés de Soria y Almarza vuelven a revivir la fiesta del 'Traslado del arca', una tradición que se viene celebrando, al menos, a partir de 1329. Como es costumbre, el acto comienza a la una de la tarde, con la salida de las comitivas de las respectivas casas consistoriales, si bien el encuentro se produce media hora después, en el paraje de Canto Gordo.
Allí, los responsables municipales de ambas localidades que distan algo más de medio kilómetro, -administrativamente San Andrés es entidad perteneciente a Almarza- utilizan cada una su llave para abrir el arca y comprobar que todo su contenido está intacto. A tal fin son necesarias esas dos llaves para la apertura.
Los documentos más antiguos presentes en este mueble de 300 años son igualmente de comienzos del siglo XIV. Unos documentos en donde quedan patentes los privilegios otorgados por el rey Alfonso XI para hacer uso exclusivo de la Dehesa de la Mata a la Hermandad de los Cuatro Lugares: Almarza, San Andrés y los ya desaparecidos Cardos y Pipaón.
Ese privilegio perduró con el tiempo, y hay constancia de que los Cuatro Lugares ganaron litigios contra rivales gran poderío como el Concejo de Soria e, incluso, la propia Mesta, "quienes también pretendían para sus ganados el disfrute de esos pastos dada la calidad de los mismos". Ahora, todo ello queda en el recuerdo, como un símbolo del pasado esplendor ganadero de la zona.
Como viene siendo habitual, el Ayuntamiento de Almarza invita a una persona para que pronuncie un pequeño discurso en Canto Gordo. Este año, el elegido es Miguel Ángel Delgado, director del IES Antonio Machado de la capital, ya que el centro educativo cumple 175 años de existencia.
Tras el discurso y la apertura del arca, los vecinos de San Andrés harán entrega de la misma a Almarza, al haber custodidado este año pasado los legajos. Algo que se repetirá el 6 de enero de 2018, siendo los almarceños quienes vuelvan a repetir este gesto en sentido inverso.