La cabecera del municipio recibe de manos de la localidad de San Andrés los legajos sobre propiedades de carácter colectivo. El IES Machaco, testigo de excepción este año.
Como cada año, en la festividad de Reyes, el paraje de 'Canto gordo' acogía a primera hora de la tarde el intercambio del arca entre San Andrés de Soria y Almarza. Y también, como cada año impar, es la segunda de estas dos localidades, y cabecera del municipio donde se integra la primera, quien custodiará los legajos que se contienen en este antiguo mueble de tres siglos de antigüedad. Se trata de documentos, algunos de de comienzos del siglo XIV, relativos a los privilegios que otorgó el monarca Alfonso XI para que cuatro lugares de la zona (ambas poblaciones y las desaparecidas Cardos y Pipaón) pudieran aprovechar los pastos de la llamada Dehesa de la Mata.
El acto de hoy, en el que los sanandresanos entregaban a los almarceños el arca, se ha celebrado con el mismo espíritu festivo de años anteriores, en una tradición de siete siglos. Una trayectoria que para la alcaldesa del municipio, Ascensión Pérez, está garantizada en el futuro, con la participación cada año de personas más jóvenes en esta jornada. "Somos actores de nuestra propia historia" ha indicado la regidora, añadiendo que la supervivencia del traslado se mantendrá, pese al cambio de los tiempos y al relevo intergeneracional.
Como viene siendo habitual, el acto cuenta con una persona o entidad que a modo de testigo, es invitada por ambas localidades para dar fe del traspaso anual. Así, en esta ocasión, ha sido el IES Antonio Machado de la capital, ya que celebra ahora sus 175 años de andadura docente. Por ello, el actual director del instituto, Miguel Ángel Delgado ha sido la persona representante, quien en su discurso ha alabado la tradición de este acto recalcando el ambiente festivo y de hermandad que en el mismo se celebra, entre otros puntos.
En una jornada soleada y agradable, no han faltado los más jóvenes, incorporados hace unos años a la celebración, lo que supone ejemplo con el que ambas localidades serranas dan fe de la continuidad en su tradición.