Jornada del emigrante y del refugiado. /
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CAPITAL
Actualizado 15/01/2017 22:27:20

Misa, degustación de platos de diversos países y música para una jornada de convivencia.

Este domingo 15 de enero ha tenido lugar en la parroquia de Santa Bárbara de Soria la celebración de la Jornada mundial del emigrante y del refugiado, bajo el lema 'Menores emigrantes, vulnerables y sin voz. Reto y esperanza'. La Jornada ha consistido en la celebración de una misa, seguida de un rato de convivencia.

La ceremonia, que comenzó al mediodía, ha sido presidida por el delegado de migraciones, Julián Perdiguero Serrano, que excusó la presencia del administrador diocesano, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, por complicaciones de agenda. Concelebró el párroco de Santa Bárbara, Manuel Peñalba Zayas, que junto a su comunidad acogió con mucho cariño esta celebración. Durante la misa, cuidadosamente preparada por los integrantes de la delegación (todos ellos de diferentes nacionalidades presentes en Soria), tuvieron un papel protagonista los niños, a quienes estaba dedicada la jornada de este año, de manera muy especial.

Junto al altar, estaban las diferentes imágenes traídas por los inmigrantes, imágenes de especial devoción en sus países de origen: la Virgen del Cisne, de Quinche, de Urkupiña o de Altagracia, el Señor de los Milagros o el Tata Bombori. Un grupo de cantores igualmente variado ha acompañado la celebración con cantos, con instrumentos y melodías propias de sus países de procedencia.

Al finalizar la misa, todos los asistentes han sido invitados a participar en un aperitivo organizado por la delegación y las asociaciones, en el que se han compartido platos preparados por inmigrantes de diferentes países. Tampoco han faltado los bailes tradicionales ofrecidos por un grupo de la República Dominicana y por los caporales bolivianos, que han dado color y alegría al ya de por sí agradable momento de convivencia fraterna.

"Compartimos la fe y compartimos la vida", ha recordado el delegado de migraciones en su homilía, "y no sólo en una jornada especial como ésta sino, sobre todo, en el día a día. Es labor de todos acoger, acompañar y ayudar a aquellos que habiendo dejado sus países viven con nosotros formando entre todos nuestra sociedad. Con su presencia y aportaciones contribuyen al enriquecimiento general, cada uno con sus particularidades culturales, en ese camino que recorremos juntos hacia el Señor".

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