Es la octava provincia por orden alfabético y no aseguro que sea la capital de Castilla y León aunque sí ostente la sede de las instituciones básicas de nuestra Comunidad Autónoma. Aunque duela, ha vulnerado uno de los principios esenciales vertebradores del Estatuto: la descentralización.
El INE da fe del último cuarto de siglo: como que la ciudad de Valladolid supera los trescientos mil habitantes; como que ciudades bastante pobladas son Burgos, Salamanca y León; como que a la cola y por riguroso orden descendente están Palencia, Zamora, Ávila, Segovia y Soria.
Memorizar la sigla con las nueve provincias castellano y leonesas es bien fácil: ABULEPASASESOVAZA. Bosquejar la capital de la provincia situada en el corazón de Castilla y León se puede intentar así: el cauce del Esgueva es un paseo recuperado al Ocio y las márgenes del Pisuerga una apuesta renacentista con su depuradora en el Camino Viejo de Simancas; una atalaya es Parquesol, desde donde se descifran urbanizaciones y rotondas que conducen a teatros, comercios, plazas, hospitales, monumentos singulares, bares, jardines y barrios aún deprimidos. Valladolid sobresale abrazada por autovías y variantes, por administraciones públicas, centros comerciales, empuje industrial, espacios culturales, por el vaivén sustentado con la gente mucha gente venida de las ocho provincias que la circundan?
¿Es Valladolid el centro vertebrador de Castilla y León? ¿Es Soria la última provincia?