OPINIóN
Actualizado 23/02/2017 13:04:09

Ruyman Domínguez, alcalde de Valdelagua del Cerro, remite una carta abierta en la que pide más colaboración por parte de la Diputación de las actividades que se realizan en su pueblo. El texto se reproduce a continuación íntegramente.

Me veo en la tesitura de emplear este medio a modo de altavoz para expresar todo aquello por lo que mi pueblo lucha sin recurso alguno y con el desinterés de otros cuando se recurre a ellos para esquivar el desfallecimiento.

Cuando llegué al cargo, la ilusión me desbordaba, y del mismo modo se sentían los vecinos de este pequeño pueblo. Pronto nos pusimos manos a la obra promoviendo actividades asumibles que a mi parecer conseguirían dotar de prosperidad a estas ajadas calles y rebelarnos contra la más que temida y angustiosa despoblación.

Por ello se propusieron una serie de iniciativas que permitían mantener viva la llama estival durante buena parte del año. Se organizan jornadas micológicas en otoño, una carrera en primavera con cada vez más adeptos, y multitud de encuentros esporádicos con cualquier pretexto para hacer de nuestro pueblo un punto de encuentro y una válvula de escape. Se ha conseguido aumentar el número de empadronados, mejorar el aspecto de las calles con nueva iluminación, se ha iniciado un estudio para construir viviendas sociales para familias que deseen encontrar trabajo en la zona e innumerables propuestas más.

Si bien es cierto que la ilusión y el empeño manan a raudales, los ingresos y recursos son irrisorios y para ello nos hemos tenido que ver respaldados por la Junta de Castilla y León y por otros ayuntamientos voluntariosos y altruistas con los que compartimos inquietudes semejantes: Ólvega, Matalebreras, Trébago y Suellacabras.

Asimismo, asociaciones y empresas privadas han arrimado el hombro sin necesidad de ruegos ni pláticas. Pero, no sin causar asombro, nos topamos con una inflexible Diputación la cual parece aferrarse a aquel famoso artículo de M. J. de Larra: "Vuelva usted mañana".

La impotencia al contemplar superlativa desidia y pasotismo fortalece las ansias por mejorar la trayectoria seguida hasta ahora,mas no por ello hemos de cesar en el empeño de llamar una y otra vez a esa puerta que hasta el momento parece inexpugnable. Valgan estas líneas como ariete contra esa muralla y la conciencia del que permanece impasible y pasta lozano en otras latitudes que le reportan postín y señorío.

Déjense de colores y de mirarse el ombligo mientras la provincia y sus más humildes pueblos intentan erguirse con proyectos solidarios estrechando lazos entre ellos y batallando contra la desertización de sus calles y deserción de su gente.

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