Artículo de opinión de Carlos Lafuente para la segunda quincena de marzo.
El otro día disfruté de una visita a Medinaceli donde pude asombrarme de las exposiciones del Palacio Ducal así como la puesta en valor que ha llevado a Cabo Miguel Tugores de acuerdo con el Ayuntamiento. Ejemplo de dinamización cultural y desarrollo turístico de la Comarca. Olé por la tarea realizada.
Y hace unas fechas me desplacé a Bretún para conocer el Museo que la Fundación Vicente Martín tiene en ese pueblo. Otro dinamizador de la Comarca y desde luego y, si lo sabemos aprovechar, de nuestra provincia.
Ambos dos son gente venida de otras provincias, aunque el de Bretún tiene ahí sus raíces. Y Tampoco eran sorianos Gerarado Diego, ni Machado, ni Bécquer. Ni siquiera Escipión. Ni muchos otros que, una vez muertos, queremos “poner en valor”.
Estoy seguro que los Tugores y los Vicentes que hay por toda la provincia y que se implican en nuestro desarrollo se encuentran siempre con el obstáculo de los propios sorianos. Y es que somos muy de pensar cuando vemos a alguien haciendo algo por nosotros el “¡qué quedrá éste!”.
Un mal endémico de nuestra provincia es la desconfianza hacia los emprendedores y dinamizadores que no son de casa. En el Valle les llamaban Jenos (me figuro que de “ajenos”).
El caso es que nos gastamos dineros y tiempos en decir qué bonita es nuestra provincia y qué oportunidades brinda. Eso sí, si luego vienen a ponerlo en práctica, es otra cosa. “¿Cómo va a poner este “jeno” en valor este inmueble o este paraje que lleva ahí toda la vida así?” Y es que somos la leche, con muchas vacas o con pocas. ¿O no?