Artículo de opinión de Carlos Castro para el mes de marzo.
El viejo lagar de Fresno ha pasado otro invierno a duras penas, un agujero en el tejado hará que poco a poco se hunda, en el interior un enorme tronco de olmo de 15-20-metros en posición horizontal, de los que ya no quedan, hace las veces de viga maestra sobre la que cuelga una enorme piedra enroscada por el husillo para prensar las uvas de una gran pila. Todavía se conserva como si ayer se hiciera vino, el Amo Mayor era el propietario que mas uvas aportaba, el lagar es de muchos vecinos del pueblo, tantas uvas, tanto vino a repartir. Desde el grupo de acción local “Tierras del Cid” me dicen que los dineros europeos ya no pueden ir destinados a proyectos “no productivos”, han sido muchas fuentes, lavaderos, lagares, edificios singulares, etc, que han sido restaurados con dinero europeo, está bien lo hecho, pero aunque tengamos que buscar otra solución a nuestro viejo lagar, es entendible que por fin desde las administraciones publicas se destinen los dineros a proyectos productivos, proyectos que generen empleo y actividad.
Si, quizá tengamos que empezar a cambiar el chip y destinar el dinero necesario y adecuado al ornato público, y dejarnos de obras faraónicas, de la obra pública compulsiva que lo único que busca es asegurarse el voto futuro, de rotondas con la fuente cada vez más grande, de cárceles sin presos, de ciudades de medio ambiente, y un largo etc.. que al final también ha llegado a Soria, hemos tirado el dinero para nada, nos lo hemos gastado y ahora no nos llega para mantener servicios básicos como policía, bomberos, educación, sanidad, servicios sociales, es más, ahora hay que seguir gastando para mantener lo inservible.
Por eso, sorprende entre tanto gasto público la aparición del proyecto privado de la explotación lechera en Noviercas, si, un proyecto productico, que pagará IVA de 180 millones de litros de leche, IRPF ,impuestos indirectos, etc. para pagar todo lo anterior. Por eso es necesario resetear a nuestros políticos, acabar con los viejos manuales de obra publicitaria y que aprendan a invertir el dinero público en proyectos que generen actividad duradera.
Así que el viejo lagar comunal, o lo ponemos a producir vino, o tenemos que buscar una manera de tapar el agujero del tejado con medios propios, seguro que se nos ocurre algo, en los pueblos casi siempre hemos tenido que aprender solos.