OPINIóN
Actualizado 17/10/2017 18:24:29
Alfredo Vallejo

Artículo de Alfredo Vallejo

El tema catalán monopoliza estos días la información nacional; es lógico. El resto de noticias son de ‘segundo plano’. Estamos asistiendo al último capítulo de la Transición Española. Casi nada.

Nuestro futuro va a depender de las soluciones o no soluciones que apliquemos a este maremoto político. ¿Político sólo? Posiblemente tiene más calado. Es posible que estemos asistiendo a una reacción social bien organizada de ese 30 por ciento de desheredados que se ha llevado por delante la brutal crisis económica, sobre todo entre los jóvenes, que tienen mayor dificultad para normalizar una vida amenazada y llena de desesperanza.

La CUP (Candidatura de Unidad Popular) es el partido que se ha formado y ha crecido vertiginosamente aglutinando a ese 30 % de ‘excluidos’ por el sistema. Este partido de extrema izquierda ha aprovechado el sentimiento hispanofóbico tradicional de muchos catalanes, especialmente en su comienzo en zonas rurales; se ha implantado rápidamente en las grandes urbes y su ascenso ha sido vertiginoso.

Es un partido de ‘extrema virulencia’ y profundamente revolucionario. Es asambleario. Es antieuropeo. Anticapitalista. Anti Otan. Preconiza la nacionalización de las fuerzas productivas. Tiene la habilidad tradicional de propaganda que han tenido siempre las izquierdas. Su ámbito de proyecto es muy ambicioso, soñando implantar la revolución mucho más allá de su territorio inmediato.

¿Con esta realidad, no se preguntan ustedes cómo sectores de la burguesía catalana, de las clases medias catalanas, de la iglesia catalana, de la gente bien instalada catalana se alían políticamente en una aventura tan arriesgada?
Elucubrar con un ‘enemigo común’ es el gran pegamento político. Siempre ha ocurrido así. Y las consecuencias nunca han tardado en ser trágicas para muchos (los que tienen más que perder).

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