Artículo de opinión de Carlos Lafuente.
Ha sorprendido en Soria que el tenor Plácido Domingo nos visitara para conocer el Yacimiento de Numancia, acercarse a su Historia y de paso deleitarnos con sus dotes como rapsoda y como artista lírico.
Pero hubo más sorpresas en la jornada. Por lo menos para mi fue sorprendente oir al Sr. De Marichalar pedirnos agradecimiento para su abuelo que “donó” los terrenos donde se ubica el yacimiento arqueológico de Numancia.
Cabe preguntarse a quién se los compró o cómo los adquirió la noble familia. ¿Se los compraron a Retógenes? ¿O más tarde a Escipión? Me gustaría recordarle que los yacimientos arqueológicos son Bienes de Interés Cultural. No debemos olvidar la finalidad social de la propiedad.
Como digo, me pareció el acto un poco retrógrado y nacionalreivindicativo (mucha bandera de España, mucha autoridad mona, pero ninguna sola). Eso si, allí no faltaba casi nadie si de autoridades hablamos.
Y es que lo que si tiene la familia Marichalar es que atrae a nuestros representantes con fuerza. No hay más que mirar la Fundación DEYNA y sus Agendas 21. Que, por cierto, nada eran y en nada se quedaron. Solo sirvieron para mayor gloria y ventura de D. Amalio.
Pero como en el cuento de El Traje del Emperador, nadie se atrevió a decirle al Conde que iba desnudo, y todos alabaron su traje. Eso casi que tampoco lo vamos a agradecer. ¿O no?