Diciembre

Es evidente que siempre retorna. Y además con una carga afectiva, ¿espiritual?, fuera de lo cotidiano. ¿Qué percibís vosotros?

Desde el altiplano del Castillo aguanto el paso del tiempo: el sol peculiar del atardecer se agota mientras en nuestra inabarcable imaginación dejamos que nos alcancen las notas seductoras compuestas por un músico de culto para el piano que alguna muchacha con estudios profesionales estará tocando a primera vista en algún salón confortable o familiar.

Todavía no se están colmando las reservas naturales de agua pero las labores humanas continúan y, así, la Unión Provincial de CSIF Soria nos recuerda “Tu trabajo nos hace mejores”. Hasta la publicidad es espiritual, que no manipuladora.
En este diciembre que noto como fuera de lo común rememoro mi primer empleo, aquel jefe sabio que aplicó con nosotros unas innovadoras técnicas de trabajo en grupo, algunas particularidades de aquellos compañeros rememoro.

Sí, es el tiempo en que nuestras hijas regresan a casa, la despensa está llena, solicitamos a Personal uno de esos días de descanso que con tanto pundonor han ¿conseguido o defendido? nuestros representantes sindicales, para acabar animando aún más las reuniones familiares con un vino espumoso de Vildé “degollado en noviembre de 2017, después de estar dieciocho meses con sus lías.”

Diciembre está. A nuestros hijos los acabamos de despedir en el autobús. Volvemos a las rutinas. Quiere llover, o nevar, y hace malo.