La Junta entrega el III Premio Tauromaquia de Castilla y León a Juan Ignacio Pérez-Tabernero, titular de la ganadería Montalvo, para distinguir su trayectoria profesional.
Juan Ignacio Pérez–Tabernero Sánchez ha sido galardonado con el tercer Premio Tauromaquia de Castilla y León 2017, un reconocimiento creado por la Consejería de Cultura y Turismo para distinguir la trayectoria profesional, los méritos, las actividades o las iniciativas de personas, entidades o instituciones que hayan contribuido a la promoción de la Tauromaquia en la Comunidad y hayan colaborado en la difusión de sus valores culturales.
Durante la entrega de este galardón este miércoles, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, destacaba que la ganadería Montalvo, que ha superado ya los 90 años de existencia, ejemplifica a la perfección el valor de la dehesa: un ecosistema singular, en cuya sostenibilidad participa de forma muy principal el toro de lidia, en lo que constituye un auténtico modelo de respeto por el medio ambiente. Se trata, según ha afirmado el presidente, de un paraje de gran biodiversidad, en el que se conjuga la actividad agrícola, la forestal, la cinegética y la ganadera, que no existiría sin la actividad del ganadero y sin la presencia del toro bravo.
En Castilla y León hay casi 60.000 hectáreas de dehesa, cerca de 50.000 de ellas en Salamanca, lo que convierte a esta provincia en el territorio del mundo con mayor extensión de terreno dedicada a la cría del toro bravo. Así, Castilla y León es la segunda comunidad autónoma de España, tras Andalucía, en número de cabezas censadas de animales bravos, más de 40.000, lo que supone un 20 % del total.
Herrera subrayaba que si Castilla y León es un referente nacional en este ámbito, lo es gracias a familias como los Pérez-Tabernero, ganaderos como Juan Ignacio y ganaderías como Montalvo. De este modo, con el galardón que hoy se entrega se pretende reconocer también al conjunto de ganaderos de reses bravas de Castilla y León, titulares de las 225 explotaciones de lidia actualmente inscritas. El sector taurino tiene en la Comunidad un importante impacto económico y contribuye al mantenimiento de más de 13.000 empleos entre directos e indirectos.
En su primera edición, en el año 2015, el Premio Tauromaquia de Castilla y León reconoció la sabiduría y magisterio de Santiago Martín ‘El Viti’, mientras que en la edición de 2016 se recordó al joven y malogrado diestro segoviano Víctor Barrio.
El jurado del Premio Tauromaquia de Castilla y León decidió conceder el galardón en su tercera edición a Juan Ignacio Pérez–Tabernero Sánchez, titular de la ganadería Montalvo, queriendo reconocer con este premio al conjunto de ganaderos de reses bravas de la Comunidad, así como distinguir, en particular, la trayectoria profesional y los méritos de este ganadero que durante más de 30 años de profesión ha contribuido a la promoción de la Tauromaquia en la Comunidad. Para la concesión del premio, el jurado ha valorado la combinación de tres elementos: en primer lugar, Juan Ignacio Pérez-Tabernero es descendiente directo de una estirpe de ganaderos que se remonta a la ganadería fundada por su antepasado Fernando Pérez-Tabernero en 1884 en Salamanca, que contribuyeron de forma decisiva a cambiar la orientación productiva de la ganadería de lidia, desarrollando un modelo de ganadería moderna de reses bravas que está obteniendo excelentes resultados; en segundo lugar, en 2017 se celebra el 50 aniversario del paso de esta ganadería a manos de su padre, quien se la traspasó al premiado en 1984; y, por último, es necesario resaltar la trayectoria de los toros de la ganadería Montalvo, que en los últimos años se han lidiado en plazas importantes con éxito, varios han sido indultados y han obtenido, hasta el momento en tres ocasiones, el Premio Toro de Oro.
El galardón, sin dotación económica, consiste en una escultura conmemorativa realizada por el escultor Venancio Blanco. Este reconocimiento pone de relieve el carácter de la Tauromaquia como un hecho singular de la Comunidad que ha pervivido a lo largo de los siglos, convirtiéndolo en un hecho patrimonial, social, cultural y económico de primer orden.