Artículo de opinión de Roberto Vega, entrenador de base.
No me extrañó que la Administración Pública soriana quisiera celebrar el final del Campo a Través Escolar al pie de la Sierra del Almuerzo. Whitman Dylan fue dejando atrás Velilla, Ventosilla, Renieblas, Almajano y un número incontable de aldeas equidistantes entre sí pero desparramadas en un territorio atractivo por muchas razones que se ha ido despoblando salvajemente desde hace más de medio siglo. Cuando no se ataja el problema a su tiempo...
En las eras, detrás de la taberna, los buitres levantaron el vuelo cuando nos presintieron. Había helada y se movían las cintas del circuito, qué casualidad, siempre en contra del atleta. Que se proponga la Administración Pública organizar este evento deportivo esencial se tiene que complementar con la coordinación de los voluntarios, que sí se produjo en esta aldea con encanto serrano, con familias de atletas que no dudan involucrarse y con reporteros gráficos.
No me siento capaz de elaborar estadísticas: la ladera inclinada reactivó con mala leche mi alergia… Pero 179 participantes (sin contar a los populares) ya no me parece una simple voz alarmando de que el cross soriano escolar se muere.
Irónica y emotivamente la Delegación Soriana de Atletismo, en el canto inconfundible de Félix Chamarro, mantuvo viva cual llama en pebetero conmemorativo de fenomenal ambiente atlético serrano la soberbia y elegante victoria en Valencia sobre mil quinientos metros en pista cubierta de Marta Pérez de Miguel.