¿Huelga feminista?

Como usted sabrá, este jueves 8 de marzo hay convocada una huelga feminista.
Se trata de una huelga, sin duda, singular. En primer lugar porque está convocada no solo por sindicatos sino también por multitud de asociaciones, y apoyada partidos políticos. En segundo lugar porque no va dirigida contra ningún empresario y ni tan siquiera contra el Gobierno de turno. Y, principalmente, porque no tiene unas reivindicaciones concretas, un convenio colectivo que negociar o un derecho laboral que se busca defender o conseguir.

Los objetivos son visibilizar la importancia de la mujer en el mundo actual (algo que no creo que nadie en su sano jucio pueda negar), y denunciar la brecha salarial. El titular grande dice que las mujeres cobran un 24% menos que los hombres. Pero la brecha salarial no viene tanto porque el malvado empresario decida pagar menos a sus empleadas, se debe principalmente a que estas tienen peores empleos y jornadas más cortas. Y ahí es donde realmente hay que actuar, por ejemplo con bajas paternales paritarias, obligatorias e intransferibles. Ahí y en el techo de cristal que les impide llegar a los puestos de más responsabilidad y, por tanto, de más salario.

Conocer los verdaderos motivos de esta discriminación es fundamental para acabar con ella, con leyes y con educación. Pero no vale mentir, haga la prueba en su entorno ¿Cuántas mujeres conoce que cobran menos que un hombre por hacer el mismo trabajo y con la misma categoría?

Luego está la parte política. El manifiesto de la huelga es una amalgama en la que se puede leer: “Gritamos contra el neoliberalismo salvaje”, “apostamos por la soberanía alimentaria de los pueblos”, “¡No a las guerras y a la fabricación de material bélico!”, “Exigimos la acogida de todas las personas migradas”, “Denunciamos la corrupción”...

Hace daño a la causa mezclar ciertos asuntos ideológicos en las justas y necesarias reivindicaciones. No se podrá conseguir la igualdad de género si la lucha se plantea como un conflicto izquierda-derecha.