Medio centenar de personas se concentran a las puertas del hospital para dar constancia de la brecha salarial entre hombres y mujeres en la sanidad soriana, pese a que las empleadas superan en número a los hombres.
En torno a medio centenar de personas se concentraban, antes del mediodía de este jueves 8 de marzo, a las puertas del hospital de Santa Bárbara de la capital soriana. Una convocatoria que respondía al llamamiento de UGT y CCOO en el Día Internacional de la Mujer y por el que exigían la disminución de la brecha salarial entre hombres y mujeres en el sector sanitario.
En el manifiesto al que se ha dado lectura, en el Sacyl en Soria son 1.118 las féminas trabajando (73,53%) por los 352 varones empleados (23,47%). Porcentajes que son parejos en los centros sanitarios de la región. “Las gerencias, direcciones y jefaturas en los hospitales de Castilla y León las ocupan varones en un porcentaje del 71,59%”, han observado, incidiendo en que “las mujeres sufren el denominado techo de cristal”.
También, aún admitiendo que en las retribuciones básicas de estos empleados públicos no hay diferencias, los concentrados han exigido la “igualdad efectiva” entre ellas y ellos, a través de planes elaborados al efecto que sin embargo “siguen sin aprobarse” en la Junta.
Así, estas exigencias también pasan por activar “medidas efectivas y de corresponsabilidad” para que las labores de cuidados “se repartan equitativamente” entre hombres y mujeres. De hecho, en el manifiesto quedaba patente además que el peso de la familia “sigue recayendo” en las féminas, ya que el 85% de las medidas de conciliación laboral son solicitadas por ellas. Ellas asumen “mayoritariamente” permisos y excedencias por cuidados, lo cual les limita “su desarrollo personal y merma sus derechos y prestaciones sociales”.
Para UGT y CCOO, es preciso defender asimismo la salud laboral. “En nuestro ámbito laboral, la doble presencia supone un riesgo presente, no contemplado en las evaluaciones de riesgos”, han señalado. A ello, han sumado que el hecho de que recaigan en una sola persona las respuestas a las demandas del trabajo doméstico familiar y las del asalariado “hace que las trabajadores se vean expuestas a un riesgo para la salud originado por el aumento de la carga de trabajo”.
En esta concentración, los participantes, además de banderines de sus respectivas organizaciones sindicales, portaban claveles morados, color con el que se caracteriza la jornada.