Artículo de opinión de Carlos Lafuente, empleado público y contertulio, en Soria Noticias.
De vez en cuando es bueno darse una vuelta con los ojos abiertos por nuestra ciudad (y provincia) para ver cómo se gestionan los inmuebles de propiedad pública. Y es que nos encanta a los sorianos discutir la finalidad de los mismos. Recuerdo la polémica habida para la construcción de “la colmena” y del “pastizal” que supuso el pago de alquileres para ubicar a los funcionarios de la Junta. Lo mismo ocurrió con el antiguo edificio del Banco de España que un día era subsede del Prado, a la mañana siguiente museo de la fotografía, por la tarde museo de escultura, para acabar ganando los tonos grises y quedarse como Subdelegación del Gobierno, que tal vez para las competencias que tiene y lo bien que se porta con Soria había bastado un despachito en algún sótano.
La polémica ahora está con los espacios que ocupa la Subdelegación de Defensa y, antes, los pocos militares que hacían la mili aquí. Alguien se está ganando otro trofeo al “mejor perro del hortelano”, que ni hace ni deja. Parece que es muy importante lo que allí se hace. Tanto que se deja el barrio sin centro cívico. ¿Y qué se hace ahí aparte de gestionar los asuntos de las clases pasivas? Como decían en la mili: no se hace nada, pero muy deprisa.
Todo esto me lleva a la reflexión de qué bien buscamos argumentos para que no se haga nada en estos edificios, pero poco se preocupan de buscar salidas a los edificios vacíos que son muchos y no me caben en esta columna. Deberíamos poner un examen a los gestores de la cosa pública para que expongan que finalidad les darían. Y el que no apruebe…. a corrales. ¿o no?