Entre los días 18 y 20 de mayo la localidad y su recinto ferial de La Arboleda se transforman para acoger un año más la Feria de Muestras. Este año, las seis hectáreas de recinto acogerán 230 expositores de los más variados sectores, y si las previsiones se cumplen podrían recibir la visita de unas 50.000 personas.
Almazán no frena su actividad durante el mes de mayo y, apenas sin tiempo para recuperarse después de Venalmazán, en la villa adnamantina ya tienen todo preparado para que su Feria de Muestras repita éxito un año más. La que para el alcalde del municipio, José Antonio de Miguel es “la feria agrícola más importante y mejor organizada de Castilla y León y uno de los mejores certámenes a nivel nacional”, alcanza en 2018 su edición número 58 y, organizada por el Ayuntamiento, es un acontecimiento que revitaliza y difunde el nombre de la localidad soriana.
Entre los días 18 y 20 el Parque de la Arboleda será el escenario de un inmenso escaparate en el que se podrá descubrir un amplio catálogo de productos agroalimentarios y artesanos, sin olvidar el sector del mueble -de tal calidad que le ha dado a Almazán el sobrenombre de la Villa del Mueble- y, por supuesto, los últimos avances tecnológicos en el sector agrícola y de automoción. Este último con una representación más limitada debido a que su presencia es de carácter bianual aunque asegurada según confirma de Miguel que apunta a que “hay 20.000 metros cuadrados reservados a esta actividad y está confirmada la presencia de 34 expositores dedicados a la maquinaria”.
El recinto ferial cupa una extensión de unos sesenta mil metros cuadrados, acogerá un total de 230 expositores y se estima que más de 50.000 personas asistirán a esta feria a lo largo de los tres días. Estas son las cifras que baraja Miguel Armillas, director de la Feria de Muestras, aunque recalca que “todas las previsiones dependen de las circuntancias meteorológicas, pues aunque la lluvia sigue siendo muy necesaria para el campo esperamos que durante el fin de semana el tiempo nos de una tregua”. Desde el Ayuntamiento destacan que este año las expectativas son muy buenas, y el número de expositores sigue al alza. “Se ha colgado el cartel de completo, hemos tenido que decir que no a muchos expositores” puntualiza de Miguel.
La estructura dividida en sectores diferenciados y los más de 3.000 metros cuadrados cubiertos diferencian, según las palabras de José Antonio de Miguel, esta feria de su principal competidora en la región, la de Lerma. “Hemos conseguido que no parezca un mercadillo, es una feria completamente profesional”.
La feria ha sufrido una importante evolución a lo largo de sus casi 6 décadas de historia. Comezó celebrándose por la festividad de Todos los Santos. “Antes se organizaba el día 1 de noviembre y estaba más enfocada al sector de la madera. Con el desarrollo de lo agrícola y la tecnificación del campo se decidió por un giro hacia lo que es actualmente y se trasladó de fechas para acercarla a la festividad de San Isidro y también a San Pascual Bailón”.
Pero no sólo hay que hablar de cambios en el calendario, este certamen ha ido creciendo en peso expositivo y, por lo tanto, el recinto ferial no ha parado de aumentar. “En el año 1995 en el paseo se ponía toda la feria, ahora este solo acoge al sector artesano. A partir de entonces se fue ampliando, el ayuntamiento adquirió nuevas carpas, se decidió ocupar el polideportivo y poco a poco se ha llegado a lo que es hoy”.
Como dato curioso añadir que la ganadería también se hizo un hueco en esta feria. Actividad que se vió obligada a perder su espacio por “los requisitos sanitarios y trabas burocráticas que se establecieron a partir de la encefalopatía espongiforme, la enfermedad de las vacas locas” añade de Miguel.
Después de un año en el que se alcanzaron cifras históricas, por negativas debido a la escasez de precipitaciones, con la lluvia ha vuelto la alegría al campo, eso sí con puntualizaciones. “El sector agrícola este año tiene más esperanzas. El pasado se salvó gracias a los seguros agrarios y ahora las miradas están en Europa pues las espectativas de cara a la política agraria comunitaria no son muy buenas. Se esperan recortes importantes y lo único positivo este año son las precipitaciones” matiza José Antonio de Miguel antes de volver al optimismo al añadir que “sí es cierto que se ve más ilusión y alegría en el campo”.
Los agricultores de Almazán continúan inmersos en el proceso de adaptación al regadío. Después de una inversión pública superior a los 60 millones de euros ahora le toca a los agricultores. Pivots, cañones, coberturas (necesarios para los nuevos cultivos) serán protagonistas de la zona de maquinaria agrícola.
Toda la comarca percibe los frutos que se siembran en La Arboleda. “El impacto económico es muy importante. En el municipio se cuelga el cartel de completo en todos los restaurantes. Los hoteles y habitaciones están llenos e, incluso, mucha gente tiene que ir a Soria o a pueblos de los alrededores a pasar la noche”, señala el regidor adnamantino. El sector de la hostelería hace su agosto pero la satisfacción se concreta en el interior del ferial ya que De Miguel añade que “todos los expositores que vienen, venden y por eso repiten”. Armillas, por su parte, destaca que se trata de un encuentro muy enfocado al trato entre los agricultores y los distribuidores de las diferentes casas comerciales. “Es una ocasión para conocer las novedades del sector y establecer relaciones, pero también para cerrar ventas”. Hablando de cifras, José Antonio de Miguel apunta que “se hacen operaciones de maquinaria muy importantes. Tan sólo una de ellas puede suponer la transacción de alrededor de 200.000 euros”.