Todos los indicios, contractuales y emocionales, indican que Julio Álvarez, bajo los matices de “vamos a ver qué pasa mañana, en verano, y vamos a ver qué decisiones tomamos”, agotará su gobierno (junio de 2019) como futbolista indispensable del CD Numancia. Ya tiene en su mano el alta médica.
No lo constata formalmente, ni por escrito, pues “vamos a ver qué pasa mañana (crucial partido ante la Cultural), en verano, y vamos a ver qué decisiones tomamos”, pero Julio Álvarez le asegura, prácticamente, a Soria Noticias que seguirá militando, al menos un año más, en la disciplina del CD Numancia. Con el pretexto de tener “contrato” –que se prolonga hasta el 30 de junio de 2019 en Los Pajaritos–, el capitán hispano-venezolano da el “sí” a su continuidad, pero mediante algunos matices.
A lo largo de esta semana ya se ha podido ver al ‘10’ del Numancia entrenando a un ritmo parecido al de sus compañeros en el Anexo de Los Pajaritos. Julio Álvarez, al que se le divisa de lejos con las pantalonetas a la altura del muslo, completaba un ‘partidillo’ entero, por ejemplo, el mismo miércoles de esta semana. Tiene en la mano una alta médica que pone fin a un ostracismo de toda una temporada (2017-18) en la que no ha jugada ni un solo minuto. En el dique seco. Su ‘hasta aquí’ con un tobillo que le ahogaba de dolor al punto final de la campaña pasada (2016-17) le hizo pasar por el quirófano. Marchando una de recalificaciones en ese su talón de Aquiles, el tobillo. “Está bien, acumulando sesiones. Que yo sepa, tiene contrato. Está mejor”, diagnostica Jagoba Arrasate sobre el principal instructor a balón parado. Ahora bien, su “falta de ritmo” y esa “falta de ritmo de competición”, en el análisis del míster vizcaíno, denotan que Julio Álvarez deberá esperar, supuestamente, al curso que viene (2018-19) para reaparecer como futbolista numantino.
A sus 37 años, el canterano del Real Madrid no se había encontrado nunca en una tesitura igual. Su particular pretemporada rehabilitadora a lo largo y ancho de esta campaña en Segunda le ha dejado, por primera vez como profesional, sin un solo minuto que llevarse a la boca. “Son gajes del oficio. Son muchos años los que llevo jugando. El desgaste, algo normal”, pronunciaba sobre esa lejanía respecto al césped en competición oficial. “¿Calvario? Tampoco tanto; forma parte de la profesión del futbolista, sobre todo con mi edad. Aprendes de este tipo de lesiones tan largas. Ya estoy curado en salud en este punto de mi carrera”, analiza Álvarez.
Advierte que 37 años es “una edad bastante elevada para jugar en el Fútbol Profesional”, pero, como contrapartida, “tengo ilusión por jugar. Por retirarme jugando. Es otro objetivo que cumplir”, valora. Si la historia Numancia-Julio Álvarez, una relación encaminada a cumplir el próximo año una década, no se tuerce ni se aleja en demasía: “Tengo el objetivo en mente de retirarme jugando con el Numancia, pero nunca se sabe lo que puede pasar…”, subraya un ilustre. Retirarse en Primera con el club que más le ha mimado y que más oportunidades le ha dado, 255 partidos como prueba ilustrativa, “sería lo más maravilloso que uno podría soñar. Sería lo mejor, lo más bonito”, pronuncia.