Personas y corrupción

Vergüenza ajena y propia provocan los escándalos de corrupción en los que se han visto implicados distintos miembros del PP. Mil años no bastan para pedir disculpas a afiliados, simpatizantes y electores que han depositado su confianza en estas siglas, aunque tengo el convencimiento que la corrupción es imputable a personas, no a organizaciones. Por eso, si de desvergüenza hablamos, entonces hay que mencionar a Pedro Sánchez.

Érase una vez un señor que intentó por dos veces en menos de un año ser presidente del Gobierno, la segunda con un descalabro político como nunca ha conocido el PSOE. Renegado, dimitió como diputado para perseguir y conseguir la Secretaría General de los socialistas. Pues bien, el ansioso Pedro, ha presentado una moción de censura que solo puede triunfar contando con el apoyo de independentistas catalanes, antisistema y Bildu, que es como se llama ahora la democrática ETA. Él, que la semana pasada juraba preservar la soberanía nacional, esta semana está dispuesto a pactar con los que quieren desmembrar España. Y en el colmo del paroxismo, la sentencia de los ERE de Andalucía próxima a conocerse; 855 millones de euros, el escándalo de corrupción más grave de la Democracia, con 300 implicados, entre ellos dos expresidentes socialistas imputados, Chaves y Griñán. Pues al dignísimo Pedro, que dice presentar la moción por dignidad democrática, todo le vale: PEdeCAT, Bildu, Junts per Catalunya, que suba la prima de riesgo, que baje la bolsa…, todo, menos contarnos qué va a hacer con su dignidad democrática cuando se conozca la sentencia de los ERE.

A lo mejor se compra una finquita en Galapagar, al lado de Pablo, Irene y los niños, y se retira de la vida política. Por dignidad.