La Villa de las Tres Culturas vive con emoción este acto en el que 132 personas han rendido honores a la enseña nacional de manera pública ante centenares de vercinos y foráneos.
Un total de 132 personas, incluidos la subdelegada del Gobierno en Soria, Yolanda de Gregorio, y el alcalde de Ágreda, Jesús Manuel Alonso, han jurado hoy bandera en la localidad agredeña en un acto militar que ha contado con un centenar de efectivos del Ejército y que ha estado presidido por el comandante militar de Soria, Burgos y Cantabria, Antonio Ruiz Olmos, general de división jefe de la División San Marcial, con sede en Burgos.
Después del acto militar ha habido un concierto de la banda de música de la unidad San Marcial. La última jura de bandera para personal civil realizada en Soria fue el 15 de junio de 2015 en la localidad de El Burgo de Osma.
Según el Ministerio de Defensa, “la Jura de Bandera es uno de los actos más solemnes que existen pero, lejos de lo que algunos puedan creer, este proceso no está reservado exclusivamente al personal militar. Cualquier ciudadano que lo desee puede participar en una Jura civil”.
En la práctica, la Jura civil es la expresión cívica, pública e individual de lealtad hacia España y hacia los españoles. Se trata de un compromiso por defender los intereses colectivos y comprometerse a ello siendo un buen ciudadano.
El ciudadano decide por voluntad propia, mostrar ante todos que está decidido a contribuir por el bien común. Es una promesa que el ciudadano se hace a sí mismo y que puede desempeñar en cualquiera que sea su labor en la sociedad, ya sea en el trabajo o con la familia, en el entorno público o privado: pagar sus impuestos como exige la Ley, colaborar con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado cuando la situación lo requiere, comportarse de forma adecuada etc.
La Jura también puede suponer, dentro de estos valores éticos, el apoyo a la seguridad y la defensa de España. Por este motivo, algunos civiles deciden integrarse en las Fuerzas Armadas como reservistas voluntarios -por tanto, no es una labor obligatoria- que, tras unas prácticas anuales -pueden ser desde una semana hasta un mes- con las Fuerzas Armadas pueden ser requeridos para prestar su experiencia en ciertas operaciones o misiones.
Tomar juramento a quien acaba de entrar en el Ejército es una ceremonia que procede de la Antigua Roma. Ya entonces, mediante el 'sacramentum', se convertía -jurídicamente- a un ciudadano en un legionario. En España existen testimonios de estos actos desde la Edad Media, en tiempos de la Reconquista. Mediante el juramento se creaba una relación que no se daba entre el Rey y un súbdito cualquiera, pues el soldado pasaba a percibir del monarca un sueldo y armas y estaba legitimado para usar de la violencia, dentro de unos límites.
Con el paso de los siglos, la ceremonia se ha ido adaptando al tiempo actual, pero mantiene su esencia. Desde el siglo XIX, y al compás del perfeccionamiento del sistema político en el que el Ejército había dejado de ser 'real' –es decir, defensor de los intereses del 'rey soberano'- para pasar a ser 'nacional' –defensor y protector de los intereses del 'pueblo soberano'-, estas ceremonias se celebraban con toda solemnidad en las calles y plazas más importantes de las ciudades y pueblos.
Para jurar bandera es obligatorio contar, como mínimo, con 18 años de edad, según queda establecido en la orden de Defensa 1445/2004. Otro requisito indispensable es tener la nacionalidad española y no haber sido declarado incapaz por sentencia judicial firme.
Por tanto, no se establecen franjas de edades máximas para esta ceremonia.