Un año más y ya son 6, la prueba, que cuenta con el apadrinamiento de Abel Antón, recorre los 600 kilómetros previstos en la prueba por relevos no competitiva.
Un total de 600 kilómetros ha sido la distancia que un grupo de aficionados al running han recorrido de forma ininterrumpida, con inicio las 08:00 horas del jueves 14 de hasta las 20:30 del sábado 16. De nuevo, este año la salida se daba con un tramo neutralizado en Medinaceli con el acompañamiento de 120 escolares, algunos en bici, y otros ya corriendo. Una vez allí, un sinfín de paisajes, anécdotas, historias personales y retos de amigos, han ido discurriendo con el apoyo cada vez más creciente de todas las poblaciones que esta prueba atraviesa a su paso. Nuevamente los organizadores del Club de Runners Santa María de Huerta establecía un premio para la localidad con mejor afición, y desde luego, los esfuerzos de vecinos, amigos y familias enteras se han dejado notar tanto en las horas centrales del día como en la fresca de la madrugada. Este año, las temperaturas se han portado mejor con los corredores, haciendo mucho más cómoda la prueba, dentro de la dificultad orográfica que conlleva el recorrer tal distancia, atravesando la orografía de las tierras del Alto Jalón, y los alrededores, adentrándose también en poblaciones vecinas de Aragón e incluso coronando la cima del Moncayo.
Por primera vez se ha superado la cifra de 60 corredores populares con edades que comprenden entre los 13 y los 70 años, porque se ha incorporado una novedad muy bien aceptada y muy demandada, como era el poder correr en dúos, tríos, familias, etc. El testigo este año se ha ido pasando en tramos de 10, 12, 15 kilómetros, o más, en la prueba de carrera a pie por relevos no competitiva más larga de Europa.
Abel Antón tuvo la oportunidad de correr un tramo oficial muy emotivo, en su propio pueblo, en Ojuel, donde la emoción y los sentimientos se transmitieron tanto a compañeros de la prueba como a la propia organización. Terminado el tramo, el propio Antón, con ayuda de los medios tecnológicos por los que apuesta cada vez más fuerte la organización, daba el testigo a los corredores del mundo.
Ello fue una gran novedad, el apartado denominado ‘Desafío por el mundo’, donde corredores asentados en poblaciones lejanas como Quito (Ecuador), Bilbao, Jaca, etc. han podido sumar sus kilómetros haciendo así partícipes a grandes amigos de la prueba que por distintos motivos este año no podían correr en el propio terreno soriano.
Con la vista puesta en los teléfonos móviles, en esta edición se ha podido disfrutar de imágenes inéditas grabadas con ayuda de un dron, que el Club de corredores de Huerta ha estrenado en esta edición. Todo el esfuerzo y emoción de los corredores y acompañantes se podrán disfrutar en un trabajo documental que se estrenará en diciembre.
El broche de oro se volvió a repetir con el esperado tramo final, en el que de nuevo el propio Antón recibía el último relevo para ir acompañado de un numeroso grupo de corredores y aficionados recorriendo la distancia que separa Arcos de Jalón de Santa María de Huerta. Una vez más, la alegría, las bromas y la camaradería fue la seña de distinción por los parajes de la provincia.
Según los organizadores, este evento cada vez goza de mejor salud y va aportando su granito de arena para un objetivo claro, que es dar visibilidad al problema de la despoblación de la demarcación del Alto Jalón en Soria, y las vecinas de Zaragoza y Guadalajara, provincias muy castigadas por las crisis migratorias. Con el deporte se pretende destacar los valores de participación, amistad, compañerismo, esfuerzo, reto y desafío, que supone luchar por poder vivir en las tierras de Soria, a medio camino entre Zaragoza y Madrid.