La nueva SD Almazán posa en una sesión de entrenamiento de este verano. SD Almazán


DEPORTES
Actualizado 25/08/2018 14:22:40
Bernat Díez

Como colofón a una nueva etapa futbolística que ha despertado y levantado a un graderío que sufrió durante el pasado curso, la renovación –un año más – de Culebras, “una pieza importante”. El técnico es ambicioso, aunque pide “coordinar las emociones”.

La ‘etapa Diego Rojas 2.0’ está por empezar en una Arboleda que ha renovado las ilusiones que tenía almacenadas en el desván. El míster burgalés, quien califica de “anecdótico” su nuevo desembarco en la villa, fue uno de los artífices para que la Sociedad Deportiva Almazán soñase con los play-off 2016-17 hasta el final. Se fue entonces; ha vuelto. Rojas, que prepara su regreso con Bruju, Edipo y compañía, salvó del descenso al club soriano hace dos campañas y lo relanzó. Una gesta al cuadrado. Una bonita historia que volver a contar. Crecen las expectativas en una villa moralmente ‘salvada’.

La historia se repite. Diego Rojas está aquí. Y aunque sus argumentos se encaminen a demostrar que no es el salvador de nada ni de nadie, su llegada ha despertado la fe de una hincada y de una entidad futbolística que se ve bien arriba de la clasificación del Grupo VIII en Tercera división. Esta nueva etapa, la segunda no consecutiva de Rojas en la SD Almazán, se afronta “con mucha ilusión”. El buraglés ya tiene “muchas ganas de empezar”. Antes de conocer las sorpresas que le tiene deparada la presente temporada, Rojas mostro su “satisfacción” por la pretemporada que ha llevado a cabo su nuevo Almazán. A finales de verano, y antes de inaugurar la competición doméstica, “me quedo con el trabajo y la evolución”. Ahora bien, “esto es el inicio. Queda lo complicado”, aventuró el preparador.

“El primer objetivo, no sufrir”, narra Rojas sobre la temporada 2018-19. Bien sabe él que el club “lo pasó mal el año pasado, a nivel de directiva”, detalla. “Sobre todo, lo pasaron mal los jugadores por la sensación de verse abajo, en zonas peligrosas”. Una vez se consume esa consigna (apearse del sufrimiento), a por “la mayor ambición posible”, renunciando a nada.

Rojas entiende “que se hizo buena temporada cuando estuvo aquí (2016-17)”, pero alega que su llegada ahora “es una anécdota”. No dispone de pócimas mágicas y se encomienda al buen hacer de sus pupilos. “Fueron los jugadores los que hicieron aquella temporada y ahora pasa exactamente lo mismo. Las medallas, para ellos”. Desbarata cualquier euforia previa: “Hay que coordinar bien esas emociones”, avisa.

“La idea” es la de remontarse a lo que en su día trazó Diego Rojas para la SD Almazán. Recordar ese estilo de juego. “Al inicio, cada uno tenemos nuestra filosofía de juego, pero habrá partidos en los que deba cambiar esa idea de juego que tengo, porque o el equipo contrario no te deja o hay que afrontar el partido de otra forma”, analiza, con tiza, el técnico burgalés.

Dinamita para Rojas. La dirección deportiva de la SD Almazán se ha movido este verano para reforzar lujosamente el nuevo proyecto adnamantino. “Los fichajes que se han hecho son de calidad”. Bruju, Zamora, Íñigo, Jordan, Edipo, Junyent, Imanol Arellano y Khalifa configuran un escaparate de joyería. Todos ellos, al carro del que tira Rojas. Además, el técnico no pasa por alto la renovación -un año más- del baluarte de la SD Almazán, José Antonio Culebras. “Para mí, ‘Cule’ es una pieza muy importante del equipo, como también lo es Plaza. Cualquier jugador”, enfatiza el entrenador. La premisa de Rojas, “nunca un jugador es mejor que un equipo”. “Eso lo dice todo” sobre el nuevo timonel de la SD Almazán.

Posición a posición. “En la línea de atrás hay jugadores que van a hacer bien su trabajo. El centro del campo es de creación. Allí hay gente lista, que a mí es lo que me gusta”, desvela el míster de Burgos. En resumen, toda esta macedonia “es una buena mezcla, pero luego hay que competir”.

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