La religiosa abraza a uno de los familiares presentes. /DOS


CAPITAL
Actualizado 08/09/2018 17:18:04

La joven toma los hábitos en un emotivo acto durante la eucaristía de este sábado, en la iglesia de Santo Domingo.

En el mediodía de este sábado 8 de septiembre, dentro de la celebración de la eucaristía, la Comunidad de Hermanas pobres de Santa Clara, del monasterio de Santo Domingo, ha vivido con alegría y gozosa la toma de hábito de la joven Maribel, que ha estado acompañada por sus padres, sus dos hermanas, el resto de su familia y cientos de fieles que llenaban el templo.

Al inicio de la clebración, mientras los sacerdotes besaban el altar, la joven -acompañada por la abadesa y la maestra de novicias del monasterio- aparecía radiante, vestida con un blanco traje de novia, y se situaba en el lugar central que ha ocupado durante toda la celebración.

Los momentos más intensos y emocionantes de la misma se vivían al final de la misa. Una vez que el presbítero que presidía la celebración ha pronunciado la oración de post-comunión comenzaba el rito de la Toma de hábito, que ha arrancado con la bendición del nuevo hábito que la joven Maribel iba a vestir en pocos momentos.

A continuación, todos los presentes han invocado al Espíritu Santo con el canto del 'Veni Creator' mientras la joven novicia -a quien la abadesa ha acompañado en todo momento- permanecía arrodillada. Terminado el canto, sor Concepción, la abadesa, y sor Asunción María, la maestra de novicias, realizaban algunos de los gestos más impactantes de toda la misa: desvestían a la joven y le vestían el hábito franciscano, sencillo, marrón y con forma de cruz, a la vez que le retiraban todo el ornato externo, recordando de este modo que "la joven Maribel se despoja de todo lo superfluo de este mundo para entregarse sólo y totalmente a Dios". Terminada la vestición, la abadesa ha procedido al corte de pelo a Maribel y le ha vestido la toca blanca.

La entrega de la Regla de Santa Clara y del libro de la Liturgia de las Horas, que la joven ha besado con reverencia, la lectura de un significativo escrito de la Santa Clara de Asís y la imposición del nuevo nombre de la joven (Sor María Isabel de la Misericordia, elegido por ella), al que ha seguido una breve homilía, han puesto el punto y final al Rito.

La ceremonia concluía con el testimonio de la joven religiosa, momentos antes de la bendición final, en unas palabras profundas y a la vez sencillas, plenas de fe y de felicidad y que llegaban a emocionar a una buena parte de los congregados.

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