En Asaja afirman que la campaña "avanza a buen ritmo" con unas producciones en general buenas y muy por encima del año pasado, pero la situación lleva a que "apenas se cubran los costes de producción".
Asaja Castilla y León ha aseguradoque la cosecha de girasol en la Comunidad Castilla y León "avanza a buen ritmo" con unas producciones en general buenas y muy por encima del año pasado, aunque "los desequilibrios" en el mercado por culpa "de una importación masiva de pipa procedente principalmente de Ucrania, presionan a la baja los precios, que apenas cubren los costes de producción".
Eso explica que la que era principal comunidad autónoma productora, Andalucía, haya elegido este 2018 otras alternativas, reduciendo de forma importante la superficie de girasol, lo que aúpa por primera vez a Castilla y León, hasta ahora segunda productora, al primer puesto por superficie y producción, según un comunicado de Asaja recogido por Europa Press.
Para Asaja, los cultivadores de la comunidad autónoma se están resistiendo a abandonar el girasol "por las escasas posibilidades de cultivos que existen en la meseta", y también porque el girasol es una "buena alternativa" agronómicamente, puesto que las labores se realizan cuando el cereal ya está cosechado, y porque por sus características
"contribuye a un buen estado de las parcelas".
Sin embargo, las reiteradas pérdidas que soportan los agricultores hace temer una reducción progresiva de la superficie, "porque los precios que se pagan no lo hacen rentable y apenas cubren los gastos de producción".
En esta campaña se han sembrado en Castilla y León 281.208 hectáreas de girasol, que son 15.103 más que las de 2017 y que representa un incremento del 5,7 por ciento.
La mayor parte del girasol se siembra en secano, apenas un 11,5 por ciento se cultiva en regadío. Por ello, la llave de la producción en Castilla y León está en las lluvias de primavera y verano, como ha ocurrido este año excepcional, que han permitido elevar las producciones sobre la media.