El joven soriano Manuel Izquierdo cuida con cariño y dedicación de ellos. La comparsa culmina una necesaria renovación con la incoporación, estas fiestas de San Saturio, de cuatro nuevas figuras. Muchos sorianos ven la ocasión de recuperar bailes, recorridos y esplendor.
Manuel Izquierdo era un niño soriano más cuando a principios de siglo bajaba con sus padres y abuelos a disfrutar de los cabezudos de su ciudad. Aquella fascinación por los colores y la música de la comparsa, por la algarabía producida por esas figuras de cartón piedra tan queridas y temidas llamadas cabezudos, y por la impotente presencia de los gigantes continúa a día de hoy viva en Manuel, quien, superados ya los 18 años, tiene en los gigantes y cabezudos uno de sus mayores hobbies.
La fascinación se fue transformando en curiosidad, introduciéndose poco a poco en el mundillo de las comparsas hasta convertirse a día de hoy en una especie de ángel guardián de los gigantes y los cabezudos de Soria. Este entusiasta joven se encarga de cuidar y restaurar los personajes que componen la comparsa soriana. Le acompaña en la tarea, orgullosa como solo una abuela puede estarlo, Aurora Andrés. Ella se encarga de los remiendos en las ropas de los gigantes. “A ver si con la excusa le enseñamos, aunque sea a coser un botón al nieto”, bromea. Todo para que los más pequeños, y la ciudad en su conjunto, puedan disfrutar de una comparsa en las mejores condiciones posibles cada vez que sale a la calle. Y todo por amor al arte. “Con el permiso del Ayuntamiento, eso sí. Les estoy muy agradecido”, destaca.
Este joven estudiante de diseño gráfico lleva más de 5 años retocando los cabezudos en las dependencias municipales. Armado con pincel y pintura satinada, Manuel cubre los piques y desconchones de las figuras y comprueba que todo esté en su sitio. Aunque restaurar los cabezudos ocupa buena parte de su tiempo, Manuel reconoce que su pasión siempre han sido los gigantes. Y más en concreto la figura de Dulcinea. “Desde bien pequeño ha sido mi favorita, la llamo la giganta”. En invierno aprovecha para llevarse algún cabezudo a casa, “siempre con el permiso del Ayuntamiento”, para lijarlos, restaurarlos con masilla y papel de periódico y volverlos a pintar y barnizar. “La verdad es que los tratan bastante mal”, lamenta Manuel. Afortunadamente, la tradición de tirarles castañas a su paso por la Dehesa ha desaparecido, en parte porque ya rara vez se llega hasta el parque. Las familias que acompañan a la comparsa coinciden en que los recorridos cada vez son más cortos, rápidos y repetitivos.
Pese a su juventud, Manuel conoce bien la historia y todo lo que rodea a las comparsas de gigantes y cabezudos. De hecho ha viajado a otras ciudades para conocer, desde dentro, como funcionan otras comparsas. “Todos los años me invitan a Madrid para verlos el día de San Isidro, incluso he tenido la oportunidad de bailar uno de ellos”, señala orgulloso.
El origen de los cabezudos se remonta a la Edad Media y están muy vinculados a la procesión del Corpus, donde salen representando a los continentes de la tierra. “Desde ahí han ido evolucionando hasta hoy en día, donde normalmente representan a personajes conocidos o históricos de cada ciudad”, indica.
En Soria la comparsa se ha renovado sin seguir un criterio. Como gigantes han pasado los continentes, los reyes de la baraja y hasta Don Quijote.
En los últimos 2 años, la comparsa de Soria ha vivido una renovación total. “Hacía falta”, reconoce Manuel. Bajo la dirección artística de Rubén García (Numanguerrix) y de la mano del taller del artesano navarro Aitor Calleja, el Ayuntamiento capitalino ha adquirido nuevas figuras más modernas y vistosas y, también, más pegadas a la historia de la ciudad.
Este San Saturio se han presentado las 4 últimas incorporaciones (susto incluido); dos piñorros como gigantes y dos personajes de la Guerra de Independencia como cabezudos. La tradición marca que los gigantes representan el bien y los cabezudos el mal (tradicionalmente los pecados capitales).
En resumen, la nueva comparase la componen una pareja de piñorros, otra de numantinos y los reyes Alfonso VIII y Leonor Plantagenet como gigantes. Mientras, los cabezudos representan a dos soldados romanos (Escorpión y Mario), a los moros Almanzor y Miramamolín y, desde este año, a Napoleón y al General Durán.
La presentación de la comparsa al completo tuvo lugar el lunes día 1, a las 11:30 horas, en la plaza Mayor, en un acto por todo lo alto. Participó la Banda Municipal de Músicamo y se hizo bailar a los gigantes, como se hacía antiguamente, por una comparsa de Alfaro, tanto frente al Ayuntamiento con la plaza Mariano Granados.
Muchos aficionados a los gigantes sueñan con que esta cita sea el germen para la creación de una comparsa en Soria, que pueda ocuparse de cuidar los cabezudos, y de lucirlos y bailarlos en las jornadas festivas. Con gente con la ilusión que esta Manuel Izquierdo todo es posible.