El senador popular ha señalado que la descentralización de España es “firme y sólida” y considera que está “plenamente vigente” y que, además “es irreversible.
El senador del PP Juan José Lucas, que a lo largo de su trayectoria política ha sido presidente de Diputación (Soria), jefe del Gobierno autonómico (Castilla y León), ministro y presidente del Senado, ha asegurado este miércoles en el Congreso que las duplicidades de la Administración están generando un auténtico "derroche de dinero público" y ha pedido a partidos medidas para resolverlo.
Según ha explicado ante la comisión del Congreso para la reforma territorial, la apuesta de la Constitución de 1978 por "una muy profunda descentralización" de España es "firme y sólida", está "plenamente vigente" y resulta "irreversible".
Pero también reclama corresponsabilidad, el ejercicio compartido de las responsabilidades hacia un futuro con presidentes autonómicos que sean ministros o que participen activamente de la vida política del conjunto y ante la Unión Europea.
ADMINISTRACIÓN ÚNICA
Lucas, que se confiesa un firme partidario de la Administración única, se ha quejado de la escasa implantación del principio de subsidiariedad y cree que se está produciendo un "derroche de gasto público" al no definirse las competencias con claridad.
"Hay un malgasto de dinero público que podríamos dedicar para otros fines", ha dicho, aconsejando determinar en un catálogo las competencias de cada administración para evitar duplicidades.
También recomienda la reforma del Senado para su desarrollo como Cámara territorial, aunque asegura no haber visto en los últimos años a ningún partido, tampoco al PP, con "excesivo interés" en que esa Cámara asuma la parte alícuota de decisiones que le corresponde.
No descarta la reforma de la Constitución de 1978, pero para ello pide "el mismo espíritu de los constituyentes". Y ha recordado que en Alemania, que modifica su Constitución casi cada año, existe el llamado 'pacto de la inmortalidad' que impide tocar dos artículos: el primero, que habla de la dignidad de la persona, y el vigésimo, que establece la organización como Estado federal.
Ahora bien, para todo ello ha exigido "lealtad política", capacidad para establecer acuerdos, pero también para respetarlos, para empatizar y ponerse "los zapatos del otro". "No existe democracia sin el imperio de la ley, pero también sin lealtad política", ha indicado.
"Nos encontramos ante una de las encrucijadas históricas que exige al menos un ejercicio sereno de las formas más elementales de la lealtad política --ha reclamado--. Como nunca, se exige oír al otro, escuchar de verda
Agencias