Calles sin gente e inmuebles donde la naturaleza se abre paso. /s.n


RUTAS
Actualizado 03/10/2018 12:26:59

La despoblación ha tenido consecuencias devastadoras para multitud de pueblos sorianos. Desde los años 60 los pueblos de tierras altas fueron perdiendo vecinos irremediablemente. El ocaso de la trashumancia puede ser la raíz de lo que ahora sucede. Localidades fantasma...

Desde hace años son ya muchos los pueblos que perdieron a su último vecino y han caído en manos de la degradación y la imparable naturaleza. Aún así, para los que disfrutan de la soledad y se sienten privilegiados al recorrer paisajes de ensueño, rescatamos una ruta que propuso en su día Antonio Ruiz Vega y recopila Isabel Goig en su libro ‘El lado humano de la despoblación’.

La ruta, aunque lo más recomendable es encararla con un todoterreno, se puede realizar con un vehículo normal. Eso sí, siempre que no haya llovido recientemente y teniendo en cuenta que hay que tomársela con calma y precaución ya que no hay carreteras sino caminos y pistas forestales.

Se parte de San Pedro Manrique, pueblo que se deberá abandonar en dirección a Yanguas y tomar el desvío, a la derecha, que encamina a Taniñe. Sin entrar a este se coge la pista que serpentea hacia la derecha para ascender por sus meandros. Tras varios kilómetros se llegará al primer pueblo, Buimanco. Siguiendo por el mismo camino se accede a Valdemoro, localidad que hasta hace poco estaba casi totalmente cubierta por las zarzas y era difícil de visitar. El paso de los años y el deterioro por el abandono recomiendan extremar la, precaución por posibles derrumbes. Merece la pena porque se conservan algunas casas en buen estado, típicas de la arquitectura serrana de los Cameros, y la herrería, donde ya alguien se ha llevado el yunque pero está el fuelle que usaba el artesano.

Un poco más adelante, se vislumbra Armejún. Aquí, antes de entrar en el pueblo y al otro lado de la carretera hay una acogedora fuente y unos lavaderos techados, lugar más que adecuado para el descanso o el refrigerio. Hay casas arcaicas de curiosa construcción, como una de ellas, en forma de torre, donde en un pequeño espacio están la cuadra, la cocina, el dormitorio y el desván.

Desde aquí el camino va perdiendo nivel hasta llegar al pueblo que cierra la ruta: Villarijo. Aquí se encuentra el único trujal (molino de aceite) de la provincia. Rodeado de olivos, encinas y una abundante vegetación, es la estampa perfecta de lo que la despoblación ha causado.

Puntos clave

Buimanco. Localidad deshabitada. Se localiza a 15 kilómetros de San Pedro Manrique, municipio habitado más cercano. La despoblación de Buimanco comenzó en los años 60 y el pueblo quedó totalmente deshabitado en la década de los 70. Sus habitantes vivían de la ganadería, especialmente trashumante.

Armejún. Deshabitado desde mediados de los 60. Tiene alrededor de 50 casas y unos 100 corrales. Casi 25 años después de la despoblación surgió la iniciativa, por parte de unos jóvenes antiguos habitantes, de crear una asociación para cumplir el sueño de volver a ver su pueblo reconstruido y con vida, así se fundó la Asociación Amigos de Armejún, y gracias a ellos el efecto de la despoblación no ha sido tan devastador como en Valdemoro o Buimanco.

Villarijo. Es, junto con Cigudosa, el pueblo más bajo de la geografía soriana, los dos únicos a menos de 800 m. sobre el nivel del mar. Se encuentra en el fondo del valle del Linares, cerca de la raya con La Rioja.

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